La señora de la casa era ardiente y de conducta liberal. El plomero que estaba arreglando el grifo de la cocina era joven, guapo y musculoso. El marido se hallaba ausente del domicilio conyugal. Fácil es deducir, entonces, lo que sucedió. Bien pronto la incitante dama y el fornido fontanero se fundieron en estrecho abrazo y empezaron a darse ardientes besos que habrían conducido a acciones de mayor sustancia —”Abrazos, besos y no más, eso nunca lo verás”— de no ser porque en eso se oyó entrar al esposo. Rápidamente la mujer le dijo en voz baja al muchacho: “Te espero aquí a las 10 de la noche. Mi marido sale a jugar póquer con sus amigos”. “La señora me perdonará —se disculpó el fontanero—. No acostumbro hacer esto en mi tiempo libre”… “Háblame de ti, Febronio —le pidió la linda chica al atractivo joven casadero—. Me gustaría saber cuáles son tus ilusiones, cuáles son tus sueños, cuáles son tus ideales, cuáles son tus ingresos…”… En el Bar Ahúnda tres amigos sostenían una interesante conversación sobre un tema de gran trascendencia: cuándo principia la vida del hombre. Opinó uno: “La vida del hombre empieza desde el momento mismo de la concepción”. Juzgó otro: “La vida del hombre se inicia a partir de su nacimiento”. Manifestó el tercero: “La vida del hombre comienza el día en que su esposa se va de vacaciones con los niños”… López Obrador ha entregado el país a los hombres armados. Por un lado, al Ejército; por el otro, a la delincuencia. A los militares los ha llenado de funciones alejadas por completo de su misión original, y con ello ha sembrado semillas que eventualmente podrán germinar en corrupción. Nuestro país está dejando de ser civilista para volver a tiempos —muy pasados tiempos— de militarismo, cuando los Generales tenían mando dentro y fuera de los cuarteles. Será difícil para un futuro Presidente quitar al instituto armado todo lo que el Presidente actual le dio. Por su parte, el crimen organizado no sólo ha recibido tolerancia por parte de la 4T, sino también estímulo, de modo que en numerosas regiones del país prácticamente ejerce ya la autoridad. Me sorprende que entre las corcholatas que AMLO ha destapado con posibles sucesores suyos no se encuentre un General, así de grande ha sido la injerencia que en los asuntos públicos ha dado el tabasqueño a la milicia. Y mejor aquí suspendo el comentario: no quiero dar malas ideas a los militares ni al mayor mecenas que han tenido desde que la Revolución se bajó del caballo… Nonito, hay que decirlo, carecía de experiencia amatoria. Libérula, en cambio, tenía abundancia de saberes en ese campo de la vida. Se casaron, y fueron de luna de miel. En la noche de bodas empezaron las acciones. Nonito, lleno de ansiedad, le preguntó a su desposada: “Dime cómo lo estoy haciendo, Libe”. “No quiero herir tus sentimientos, Noni —respondió ella—, pero si esto fuera un programa de televisión yo ya habría cambiado de canal”… El capataz de la fábrica le indicó al nuevo obrero: “Con esta mano moverás esta palanca. Con esta otra darás vuelta a esta manivela. Con este pie accionarás este pedal. Con este otro empujarás este émbolo. Y con la frente oprimirás este botón cada 10 segundos”. Le sugirió el obrero: “¿Por qué no me clava un palo de escoba en el trasero? Así podré aprovechar para barrer al mismo tiempo el espacio que me corresponde”… Aquel matrimonio tenía tres hijas: María de la Paz, Rosa de la Paz y Reina de la Paz. Alguien le preguntó al padre de las chicas por qué llevaban esos nombres. Explicó el señor: “Es que mi esposa y yo teníamos varios días sin hablarnos, y aquella noche hicimos las paces”… FIN.
MIRADOR
Ella y ella se aman en secreto.
Cuando nadie las mira se toman de la mano y se dan un beso presuroso.
A veces, sólo a veces, pueden unir sus cuerpos en el abrazo del amor.
Ella y ella se aman, pero deben amarse en secreto.
En secreto se aman él y él.
Cuando nadie los mira se toman de la mano y se dan un beso, presurosos.
A veces, sólo a veces, pueden unir sus cuerpos en el abrazo del amor.
Él y él se aman, pero deben amarse en secreto.
Yo comprendo a ella y ella, y comprendo a él y él.
Pienso que deberían poder amarse a la luz del día, igual que nos amamos mi mujer y yo. Él y él y ella y ella son iguales a nosotros. ¿Por qué ellos deben esconderse y nosotros no?
El mundo será mejor cuando él y él y ella y ella tengan los mismos derechos que mi mujer y yo tenemos.
¡Hasta mañana!
MANGANITAS
“…Suben los precios de los
artículos de la canasta básica…”
Diré mi opinión sincera.
El salario ya no basta.
Para alcanzar la canasta
se requiere una escalera.