“Política es un arte del carajo / que a mi modo de ver tan sólo estriba / en besarles el culo a los de arriba / y darles por el culo a los de abajo”. Esa lapidaria redondilla describe en modo contundente la forma en que los malos políticos corrompen la política, actividad que, dijo don Manuel Gómez Morín, político de excelencia, es “el camino más ancho de la caridad”, la mayor forma de hacer el mayor bien al mayor número de personas. Mucho daño hizo Nicolás Maquiavelo cuando en su funesto opúsculo llamado “El príncipe” sostuvo que la política es ajena a la ética, y que la bondad o maldad de una acción depende sólo de si ayuda o no al príncipe a ganar el poder y retenerlo. Al avieso florentino se debe la noción de la “razón de Estado”, que las más de las veces es nefasta sinrazón. Por eso anduvieron atinados los ingleses cuando bautizaron al demonio con el nombre de “Old Nick”, en alusión a Maquiavelo. Los malos políticos, los politicastros, no dudan en llegar a los peores extremos con tal de sacar adelante sus propósitos. Tengo un amigo en Monterrey a quien aprecio y admiro porque ha hecho de la política un medio para servir a México. Cada conversación con él es para mí un aprendizaje. El otro día me hizo notar que la decisión de la Suprema Corte de Estados Unidos de anular el derecho constitucional de la mujer a abortar coincidió extrañamente con el momento en que crecían las posibilidades de que Trump fuera sometido a juicio por su innegable participación en los hechos que condujeron a la toma del Capitolio por una turba de estúpidos incitados por el estúpido magnate. Tras la decisión sobre el aborto ya nadie se acordó de Trump, y la discusión nacional se centró en esa determinación de la Corte, integrada por una mayoría de republicanos. No cabe duda de que el señalamiento de mi amigo regio —regio amigo— es sugestivo, pues de la política y de los políticos se puede esperar todo, menos lo que se debe esperar. Por mi parte me atrevo a hacer un vaticinio. Habrá ahora un doble flujo migratorio entre México y Estados Unidos. De aquí para allá irán hombres a morir. De allá para acá vendrán mujeres a abortar… La linda chica invitó a su galán a visitarla esa noche en su casa. Le dijo: “Estoy segura de que mis papás te simpatizarán mucho. No van a estar”… Declaró con quejumbrosa voz un viejecito: “Todos mis males provienen del alma”. “¿Cómo es eso, abuelo?” —se conmovió su nieto. Precisó el anciano: “Del alma-naque”. (A don Artemio de Valle Arizpe, ilustre saltillense, le preguntaban siendo él ya de mucha edad: “¿Cuántos años tiene usted, don Artemio?”. Respondía él: “Perdone que no se lo diga. Prefiero no hablar de mis enemigos”)… “No me gusta ver películas pornográficas —manifestaba don Frustracio—. Odio ver a un cabrón que en 10 minutos tiene más sexo que el que he tenido yo en toda mi vida”… Pompelia fue muy favorecida por la naturaleza en la parte posterior de su anatomía. Conoció a un chico simpático y agradable y le dijo: “Las dos cosas que más me gustan de ti son tu inteligencia y tu sentido del humor. ¿Cuáles son las dos cosas que más te gustan de mí?”. Sin vacilar respondió el chico; “Estás sentada arriba de ellas”… Konrad Lorenz, célebre naturalista, postuló que la atracción que ejerce sobre los hombres un busto generoso o un abundante caderamen de mujer no se debe a motivos de estética o libídine, sino a inconsciente instinto de perpetuación de la especie. Un busto grande servirá para alimentar bien a la cría, y un robusto trasero balanceará bien el cuerpo de la futura madre durante el embarazo. Será el sereno, pero ¡qué atractivos son esos atractivos, grandes o pequeños!… FIN.
MIRADOR
Jean Cusset, ateo con excepción de la vez que enfermó su hijo, dio un nuevo sorbo a su martini, con dos aceitunas, como siempre, y continuó:
—La más bella parábola de Cristo, pienso yo, es la del hijo pródigo. En ella Jesús habló de la misericordia y el perdón de un padre que recibe con amorosos brazos al hijo que se alejó de él. Quienes hablan de un Dios castigador no se dan cuenta de que están diciendo que un padre humano tiene más capacidad de amar y perdonar que un padre divino. Yo creo que un solo humano que perdone pondrá al Señor en la obligación de perdonar. Perdona tú a alguien, para que Dios nos perdone a todos.
Así dijo Jean Cusset, y dio el último sorbo a su martini, con dos aceitunas, como siempre.
¡Hasta mañana!
MANGANITAS
“… Alejandro Moreno, presidente del PRI, propone dar armas a los hogares mexicanos…”
Propongo de buena fe
que, por lo que a mí compete,
a él le pongan un cuete
ahí donde les platiqué.