Vaya semana ajetreada la que recién acaba de terminar, pues entre conflictos políticos, bélicos, económicos y de salud hubo uno que acaparó todos los reflectores, la detención de uno de los más grandes narcos de México, el legendario Rafael Caro Quintero.
Mucha tinta ha corrido sobre el tema, aunque es un asunto que apenas empieza, pues en su caída seguramente arrastrará a varios personajes de México y del extranjero, porque para llegar a ser lo que es hoy, a sus casi 70 años, debe tener una red de complicidades y conciencias compradas.
Caro es uno de los criminales más reconocidos, además, obviamente, de ‘El Chapo’ Guzmán que ya está tras las rejas en Estados Unidos, mismo destino que le espera a Caro Quintero, pues lo acusan de haber ordenado la tortura y muerte de Enrique Camarena, un agente encubierto de la DEA, la Administración para el Control de Drogas, mexicano de nacimiento y estadounidense por naturalización, así como del piloto Alfredo Zavala.
Muchos años han pasado desde que ocurrió el doble crimen, en 1985, pero la justicia estadounidense no perdona y tiene varios años cazando a Caro Quintero, pues increíblemente lo dejaron salir de una cárcel mexicana tras purgar una condena de 28 años por un recurso legaloide y jamás le volvieron a ver el polvo, hasta el viernes de la semana pasada.
Lo que sigue es de competencia exclusiva de México, aunque ya le fue notificado el auto de extradición y en breve tendrá que comparecer en el vecino país que, por cierto, también trae sus dimes y diretes en este delicado caso, pues la directora de la DEA se adjudicó la detención del capo, pero no bien había hecho el anuncio cuando la desmintió el embajador de Estados Unidos en México, por lo que se espera un jalón de orejas para alguno de los dos personajes, pues tienen otros datos.
Lo que es un hecho es que la detención ocurrió en territorio nacional, gracias al trabajo coordinado de marinos mexicanos, que también llevan en el mérito un baño de sangre, pues un helicóptero con 14 de sus elementos se desplomó, por lo que ya se investigan las causas de este confuso incidente.
Ahora sí, vendrá el crujir de dientes porque se hará el recuento de daños en estos años, y pues no olvidemos que en México lo tenían, era suyo y lo dejaron ir.