Es una palabra fuerte, pero el sentimiento es peor: esa sensación de inseguridad que seca la boca, tiemblan las manos y se acelera el corazón lo sufren día a día muchas mujeres de Aguascalientes y todo, por la violencia contra ellas.
¿Y cómo no sentir miedo si es uno de los sectores más vulnerables, en donde últimamente se han cebado todo tipo de delitos, incluido el feminicidio?
En lo que va de la Administración que ya va de salida se han cometido en Aguascalientes 28 feminicidios, ese atroz crimen de matar por el solo hecho de ser mujer, y en lo que va de este año se han cometido 7, lo que coloca al Estado es una situación de alarma.
Ante tanta violencia, las mujeres han tenido que cambiar sus hábitos, tanto de trabajo, como de estudio, su vida cotidiana y hasta de divertirse, porque saben que el peligro acecha y si bien no pasa de ser paranoia en la mayoría de los casos, afortunadamente, más vale prevenir que lamentar.
Vamos, al andar en la calle o en taxi y autos de alquiler por aplicación, lo primero que se piensa es en compartir la ubicación real y si una mujer maneja sola va con un ojo al gato y otro al garabato, aunque creemos que a estas alturas y con todo lo que se ha visto no sólo ellas tienen miedo, sino también ellos, pues ya nadie se siente seguro.
Si es en las calles, avenidas, carreteras, en casa, fuera de ella, en el trabajo, en el trayecto, cualquier cosa puede pasar, pero insistimos, ya el hecho de sentirse inquietos eso ya no está bien pues cambia todo nuestro entorno.
Poco o nada han podido hacer las autoridades puesto que este delito, desafortunadamente, se comete, principalmente, dentro del seno de la misma casa, que no hogar, y en muchos casos el verdugo viene siendo alguien conocido, si no es que la misma pareja, lo que lo hace todavía más grave, pues mata quien se supone es el protector.
Lamentablemente la violencia contra ellas es un fenómeno que ha crecido brutalmente en todo el país, pues hay casos emblemáticos, como el de Debanhi Escobar, de Nuevo León, que a estas alturas ya sabemos su destino, pero por un caso que se conoce ¿cuántas más no hay que no tienen rostro?
Lo que se debe hacer es realizar las actividades cotidianas no con miedo, sino no bajar la guardia, estar atentos a las señales, al instinto, pero sobre todo al sentido común, pues vivir con miedo no es vivir, es sobrevivir y eso nadie lo merece