CIUDAD DE MÉXICO, septiembre 8 (EL UNIVERSAL).- La noticia de que la reina Isabel II, de 96 años, se encuentra delicada de salud, desató la alerta mundial.
De unos meses a la fecha, su salud se ha visto mermada y este martes, cuando recibió a Liz Truss para encargarle formar gobierno, se le vio muy delgada, apoyada en su bastón.
Desde hace décadas, el gobierno británico está preparado en caso de que Isabel, quien acaba de cumplir 70 años de reinado, fallezca. Se conoce como «London Bridge», o «Puente de Londres». El protocolo detalla cómo deben actuar la Casa Real y el gobierno británico no sólo el día del deceso, marcado como «Día D», sino los días subsecuentes, hasta llegar al décimo, cuando se debe realizar el funeral.
Día D
Una vez que el médico oficial de Isabel II confirme su muerte, el secretario privado de la monarca debe contactar al primer ministro británico para informarle. «London Bridge is down» (El Puente de
Londres ha caído), es el mensaje que recibirá.
Enseguida, deberán ser informados los miembros del gabinete. El protocolo lo denomina «cascada de llamadas». El mensaje ya está preparado. «Acabamos de ser informados de la muerte de Su Majestad, la Reina. Se ruega discreción».
Los políticos británicos recibirán un mensaje parecido: «Queridos colegas. Con gran tristeza les escribo para informar de la muerte de Su Majestad, la Reina».
A los 10 minutos de recibirse este mensaje, las banderas deberán ondear a media asta.
Al mismo tiempo serán notificados todos los gobiernos fuera de Londres donde la reina es jefa de Estado y a las naciones de la Commonwealth, una organización compuesta por 54 países soberanos independientes y semi independientes que comparten lazos con Reino Unido.
La Press Association será la encargada de informar a los medios. Después, el primer ministro en turno pronunciará un discurso y el príncipe Carlos, heredero de la Corona, dirigirá un mensaje a la nación, que observará un minuto de silencio.
El protocolo también habla sobre las señales de luto. Además de las banderas a media asta, en el Palacio de Buckingham, residencia emblemática de la Corona británica, se colocarán insignias negras. Un lacayo vestido de luto colocará el aviso de la muerte en la puerta de acceso. El cartel deberá llevar un marco negro.
Funcionarios, políticos y empleados del Palacio deberán usar un brazalete negro en el brazo izquierdo.
Las señales incluyen internet y las redes sociales. Así, la página web de la familia real mostrará en su portada un mensaje confirmando la muerte de Isabel II, sobre un fondo negro. También la página del gobierno llevará una franja negra en la parte superior, en señal de luto.
Las cuentas de las redes sociales de la monarquía y el gobierno británicos mostrarán una franja negra.
Se declarará duelo nacional, y se prevé que varias empresas no abran.
El protocolo contempla un homenaje «espontáneo» en la catedral de St. Paul, presidido por el primer ministro.
En caso de que la reina fallezca fuera de Londres, el Aerospace 146 del escuadrón No 32 de la Royal Flight despegará de Northolt, con un ataúd a bordo para trasladar el cuerpo al Palacio de Buckingham.
El lugar del velatorio será el salón del trono del palacio, donde habrá un altar, un estandarte real y cuatro Granaderos de la Guardia. Ahí, el cuerpo de la reina permanecerá cuatro días.
Al cuarto día, el féretro será llevado al Westminster Hall, donde están las dos cámaras del Parlamento británico. Para el traslado habrá un gran desfile militar y se prevén vallas de miles de ciudadanos para ver el ataúd pasar. El cuerpo de la monarca permanecerá en el Westminster Hall otros cuatro días.
—El entierro
Al décimo día, la reina Isabel II será enterrada. Habrá una ceremonia en la abadía de Westminster y se prevé el cierre de negocios para que todos puedan ver el funeral. Tampoco abrirá la Bolsa y el Big Ben deberá sonar a las 9:00 de la mañana. Al mediodía, la nación guardará dos minutos de silencio.
—La sucesión
El Consejo de Ascensión al Trono nombrará al príncipe Carlos nuevo monarca a las 10:00 de la mañana del día siguiente del fallecimiento de la reina, en lo que se ha denominado «Operación Marea de Primavera»; en la ceremonia, todos los asistentes deberán vestir de luto formal y sin accesorios. Sin embargo, su coronación deberá esperar un tiempo «prudente» de luto.
En el caso de Isabel II, aunque se convirtió en reina en febrero de 1952, fue coronada hasta junio de 1953, por respeto a su padre.