CIUDAD DE MÉXICO, septiembre 15 (EL UNIVERSAL).-
Un príncipe William triste confesó, como pocas veces, que caminar detrás del ataúd de su abuela, Isabel II, le recordó la vez que tuvo que caminar en la procesión fúnebre de su mamá, Diana de Gales, en 1997.
Las exequias de la monarca que más ha durado en el trono del Reino Unido llegaron este miércoles a Westminster Hall.
Guillermo de Gales marchó acompañado de su padre, el rey Carlos III, de su tía, la princesa real Ana; su tío caído en desgracia, Andrés de York; su tío el príncipe Eduardo y su hermano, Enrique de Sussex.
William y Harry encabezaron esta larga caminata hace poco más de 25 años, cuando Lady Di murió en un accidente automovilístico con su entonces novio, el empresario Dodi Al-Fayed.
Entonces, los príncipes tenían 15 y 12 años, respectivamente.
«Nos dijo que había sido particularmente difícil y que seguir el ataúd le había recordado el funeral de su madre, de Diana», contó Jane Wells, una mujer que había ido a dejar flores a la soberana. «Dijo que había sido muy difícil».
Pocas veces se conocen los sentimientos más profundos de los integrantes de una monarquía debido a que es parte de su formación no expresar nada que delate sus emociones íntimas.
«No llores, me vas a hacer llorar», le dijo William a otra mujer que, al escucharlo, comenzó a derramar algunas lágrimas.