CIUDAD DE MÉXICO, octubre 4 (EL UNIVERSAL).- Después de tres años de permanecer en prisión domiciliaria y casi un mes de juicio, el actor Pablo Lyle fue declarado culpable por el homicidio involuntario de Juan Ricardo Hernández, el hombre a quien golpeó en 2019 arrebatándole la vida.
A pesar del veredicto del jurado, Lyle todavía no recibe sentencia, pero se presume que podría pasar de 9 hasta 15 años de prisión.
Un incidente automovilístico y el golpe que cambió su vida.
Todo sucedió en marzo del 2019, cuando el actor y su familia disfrutaban de unas merecidas vacaciones en la ciudad de Miami; Pablo acababa de terminar la novela «Mi adorable maldición» y estaba a punto de estrenar la cinta «Mirreyes contra Godínez».
El 31 de ese mismo mes sucedió el hecho que cambiaría su vida para siempre, mientras se dirigía al aeropuerto de la ciudad se cruzaron con el coche de Hernández y protagonizaron un pequeño percance vial. Todo hubiera quedaron ahí, pero el hombre de origen cubano, alcanzó a Lyle y aprovechó una luz roja para descender del auto y confrontar a Lucas Delfino, cuñado de Pablo y quien se encontraba tras el volante.
Los ánimos se encendieron, Pablo también bajó del auto y en cuestión de segundos, le propinó un golpe en la cara a la persona, derribándolo al instante, luego siguieron su marcha, Ni Lyle ni Delfino le brindaron ayuda y tampoco reportaron el incidente a las autoridades.
Pablo fue arrestado y quedó libre bajo fianza.
Hernández muere e inicia el caso.
Tras estos hechos Pablo viajó a México para cumplir con algunos compromisos laborales gracias a un permiso especial, pero cuatro días más tarde todo se complicó. Hernández falleció en el hospital donde era atendido a causa de una hemorragia interna.
El actor fue notificado de situación legal y emprendió el vuelo de regreso a Miami para enfrentar a las autoridades.
Sentenciado a prisión preventiva.
El ocho de abril Lyle acudió a una primera audiencia donde le fue fijada una fianza de 50 mil dólares para evitar pisar la cárcel y una condena de prisión domiciliaria hasta que el juicio en su contra diera inicio.
El pasaporte del actor fue retirado y en el tobillo le colocaron un localizador para informar de su ubicación exacta en todo momento. En ese entonces, Lyle se negó a dar cualquier declaración y su abogado sólo se limitó a decir que estaban colaborando con las autoridades.
Esto apenas era el inicio de un largo camino. En varias ocasiones la defensa del actor pidió que se aplazara el juicio para poder recabar pruebas a su favor; sin embargo lo que sería algunos meses se convirtieron en tres años por la aparición de la pandemia por Covid-19.
A la espera de la sentencia.
Esta tarde, y luego de ser declarado culpable, Lyle fue trasladado a una prisión estatal donde permanecerá hasta finales de octubre, fecha en la se dará a conocer su sentencia.
Durante la audiencia celebrada esta mañana, la fiscalía solicitó la pena máxima para el sinaloense; sin embargo, la jueza encargada del caso reconoció el buen comportamiento del actor y los tres años que lleva recluido en su casa, por lo que adelantó que la sentencia podría ser de nueve años.