CIUDAD DE MÉXICO, octubre 17 (EL UNIVERSAL).- En la lucha libre, los ídolos aunque surcan los aires, aunque vuelan desde la tercera cuerda y hacen a los niños, a los jóvenes, a los adultos, soñar, la realidad es que vienen desde abajo, vienen muchas veces desde lo más ínfimo de la sociedad y arrastran con ellos adicciones o las toman durante su formación.
José Jair Soria Reyna, tenía al mundo a sus pies. Con la máscara puesta era Shocker, detrás de ella traía un monstruo dentro.
Soria Reyna comenzó en las luchas por herencia, su padre lo había sido, él siguió con su legado. Después de años de entrenamiento en Guadalajara, la Ciudad de México y Estados Unidos, debutó en el Consejo Mundial de Lucha Libre portando una llamativa máscara que lo proyectó como estrella.
Los problemas con el alcohol comenzaron a surgir aunque no se les dio mucha importancia.
Shocker perdió la máscara, pero a diferencia de la mayoría de los luchadores su popularidad subió y se nombró el Mil por Ciento Guapo.
Pero llegaron las lesiones, se rompió la rodilla y el dinero dejó de llegar. La mala administración de sus bienes lo hicieron abrir un restaurante en el que no tuvo éxito.
Tuvo que acelerar su regreso a las Luchas. Y las adicciones también aceleraron su invasión.
Su carrera a pesar de apoyarse en programas de TV, cómo realitys, no volvió a despegar y comenzaron a darse los escándalos.
En el 2017 fue detenido por golpear a una trabajadora sexual y destruir las instalaciones de un hotel en Tlalpan. Se decía que el problema se debió a estaba bajo el influjo de sustancias.
Sus amigos lo ayudaron metiéndolo en una clínica de rehabilitación de la cual salió por no poder cubrir todos los gastos. Esto no paró ahí.
En una lucha contra el Diamante Azul, le dislocaron la mandíbula. Al no atenderse debidamente a los pocos días volvió a los cuadriláteros lo que lo hizo recaer de la lesión. Quedó desfigurado.
Volvió a tratar de salir adelante poniendo un puesto de tacos cerca de la Arena México. Tampoco le funcionó debido a sus adicciones.
Ya sin el físico de antes, se la paseaba luchando en algunas funciones sin el oropel de antes, siempre rodeado de escándalos y problemas con el alcohol y otras sustancias.
Este fin de semana estaba programado para luchar en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, la función sería el domingo. El sábado Shocker, otra vez alcoholizado, sufrió delirios y atacó vehículos y personas.
Fue detenido, la policía tuvo que recurrir a la fuerza… Fue recluido y el domingo se reportó un intento de suicidio.
La comunidad luchística está al pendiente de la situación de Shocker, un luchador cuya historia está llena de violencia, drogas y sexo.