DOHA, Qatar., diciembre 12 (EL UNIVERSAL).- El Mundial se acaba, y la presencia mexicana se agota.
Pero lo que se quedará es el «Viva México», el restaurante mexicano más famoso en Qatar.
Está enclavado en una de las zonas más exclusivas de Doha, conocida como La Perla, una moderna Venecia donde la familia encabezada por la señora Silvia González ha establecido este pedazo de México en Medio Oriente.
Todo comenzó como una broma. «Sí —recuerda doña Silvia—, decíamos ‘y si ponemos un restaurante, para pasar el rato’. Se volvió toda una realidad hace ya cinco años».
La familia llegó hace 19 años, «aunque mi cuñada vino de avanzada hace 40. Se casó con un qatarí y mi esposo comenzó a hacer negocios farmacéuticos con mi cuñado».
Y comenzó el periplo: «Los chiles… Aquí hay muchos de India, pero es diferente. El guajillo es insustituible y lo traemos directamente de México para la barbacoa, las enchiladas y los tacos al pastor, que son de pollo, porque el puerco no está permitido en este país«.
La clave es que «tenemos un chef mexicano, además de otros cocineros del país y algunos más de otros lados».
Para las tortillas hubo otro problema: «Lo de la harina de maíz fue difícil. Intentamos importarla de México, pero desistimos. Había ocasiones en que tirábamos contenedores; llegaban en barco y tardaban mucho. Cuando lo hacían, estaba expirado. Debíamos ir a pagar por recogerlo y, con un inspector presente, tirarlo».
Al final, «lo trajimos de Estados Unidos. Es un poco menos difícil. Encontramos un supermercado y los convencimos de que nos trajeran harina de maíz. A veces, hay Maseca«.
Y con el agua, también hay problema: «Tenemos agua de horchata. Al principio, la hacíamos con la canela de aquí, pero no quedaba. La trajimos de México, hasta que nos dimos cuenta que en Sri Lanka —que está aquí al lado— tienen canela con el mismo sabor. La jamaica la hacemos de una flor de Sudán».
Hacerse de clientela no fue tan complicado, ya que al qatarí le gusta mucho la comida mexicana, «aunque piensan que es Tex-Mex. Les tenemos que explicar la diferencia».
Restricciones, parte de un mito, afirman
¿Era verdad?, ¿la población qatarí estaba tan reprimida como se pensaba?
Se hablaba de serias restricciones para entrar, para vestir… No era verdad.
Para Silvia González, propietaria del restaurante «Viva México» en Doha, «lo que se quería hacer era mala campaña al país, así de sencillo».
«La gente qatarí es amigable. Desde antes del Mundial, los mexicanos somos bien aceptados y ahora se han enamorado de ellos. Hace una semana, en un mercado me reconocieron como mexicana y nos pidieron que no nos fuéramos», comparte.
No fue fácil. Al inicio, el choque cultural es fuerte, «pero hay que respetar sus costumbres, sus tradiciones, y no pasa nada. A nosotros, no nos gustaría que un extranjero llegara a México e hiciera algo que fuera contra las costumbres. Ellos son felices, mientras no te metas en sus cosas».
Es complicado ganarse su confianza, porque «de la puerta hacia adentro, los qataríes son muy cerrados. No es fácil entrar a una casa qatarí. Hay muchos extranjeros que no conocen una casa qatarí, pero nosotros hemos entrado hasta la cocina, sabemos sus costumbres, pero son muy privados«.
La represión contra las mujeres y su forma de vestir, «también son mitos. Si ustedes ven a una mujer con burka cubriéndose, sólo mostrando los ojos, probablemente sea extranjera».