OAXACA, Oax., enero 8 (EL UNIVERSAL).- El recuerdo de la canción que acompañó los juegos infantiles de Araceli Guzmán Ortiz le ayudó a dar nombre a su proyecto de muñecas personalizadas: «Vamos a la huerta del toro toronjil, a ver a Milano comiendo perejil», repetían a coro las voces de pequeñas y pequeños de antaño.
Toronjil, sueños de amor, es una marca de muñecos de uso terapéutico, decorativo, lúdico y memorial surgido de una crisis: «A raíz de un cumpleaños de una chiquilla y al no tener el recurso para comprar un juguete o regalo, se me ocurrió hacer una muñeca; fue ahí en donde surgió la idea».
Araceli Guzmán cuenta que la emoción de los asistentes a la fiesta en la ciudad de Oaxaca fue tanta, que ahí mismo le preguntaron si podía hacer muñecas personalizadas y comenzó a recibir pedidos.
Desde entonces, personas adultas, infancias y seres queridos de sus clientes han quedado inmortalizadas en muñecos de tela y estambre, que además pueden ser usados como «de apego», explica la creadora.
«Son muñecos que generan esa parte de sentirse acompañado de algo, de alguien, que recuerdan a una persona o que recuerda incluso a una misma, también son terapéuticos porque en algunos momentos de crisis emocional [las personas] pueden recurrir a ese muñeco, hablarse como si fueran ellos mismos y poder sanar y curar esas emociones que a veces están ahí retenidas».
Como parte de la idea de personalizar los juguetes, Toronjil también produce osos memoriales, que se elaboran con prendas de seres queridos extintos o también para recordar la infancia de alguna persona viva.
Además, Araceli ofrece otro tipo de diseños, más decorativos o simplemente lúdicos, para que las infancias puedan jugar con animales, muñecas y figuras diversas.
Cualquier que sea el uso que las persona le den, los objetos creados por Toronjil, afirma su creadora, ayudan a las personas a quitarse el estrés, la ansiedad y a sentirse en bienestar.