OAXACA, Oax., enero 15 (EL UNIVERSAL).- El artista oaxaqueño Calixto Robles conoce desde hace más de 30 años al guitarrista mexicano Carlos Santana; como parte de una amistad perdurable, la obra de Robles fue incluida por el legendario guitarrista en uno de sus discos y también está plasmada en las camisas que Santana usa en sus conciertos.
Todo empezó entre 1990 y 1991 en el Centro Cultural La Misión para las Artes Latinas (Mission Cultural Center for Latino Arts) de San Francisco, California, Estados Unidos.
Calixto Robles estaba en el taller de gráfica cuando su maestro, René Franco, diseñador y serigrafista chileno exiliado tras el golpe de Estado de Augusto Pinochet, anunció la visita de un paisano. Una hora después llegó Carlos Santana y dos años más tarde el músico lo invitó a su casa y le pidió llevar sus trabajos.
«Llegamos a la casa de Carlos, se pone a platicar y luego de repente agarra su guitarra y dice: ‘ahorita estoy trabajando estas rolas’. Acaba de tocar y como a las 11 o 12 de la noche, nos dice que si puede ver nuestros trabajos y los ponemos todos en el suelo. Nos pregunta si puede comprarnos y casi compra todos y dice ‘ahí envíen la cuenta a mi oficina’».
Las visitas al hogar del guitarrista mexicano se volvieron una tradición de cada año.
Inspirado en las artesanas
Calixto Robles tiene 65 años y es originario del Barrio de Jalatlaco, en la ciudad de Oaxaca. El interés por el arte se remonta a sus primeros años, cuando vivía en casa de su abuelo, quien rentaba habitaciones. Ahí llegó a vivir una artesana que tenía su telar y teñía hilos que colgaba en el patio; los colores morado, amarillo y rojo quedaron en su memoria.
Cuando le dijo a su padre que quería estudiar Bellas Artes, éste respondió: «¿Cómo Bellas Artes?, estudia leyes o para doctor». Calixto se graduó en Administración de Empresas en la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO).
«Yo siempre estaba dibujando en la casa, tenía mis cuadernos, mis acuarelas. En las clases, en lugar de estar escuchando al maestro estaba dibujando y luego empecé a conocer amigos: a Jorge López, Fernando Olivera, muchos amigos que sí estaban yendo a Bellas Artes y nos juntábamos en el Zócalo y me enseñaban sus dibujos, sus trabajos», recuerda.
Al concluir sus estudios en 1983, emigra a Estados Unidos con su primera pareja y madre de su hija mayor. Como cualquier migrante, trabaja en lo primero que encuentra: construcción y restaurantes. Salía temprano de trabajar y buscaba bibliotecas para estudiar.
En 1985 descubrió el Centro Cultural La Misión: «…René Castro. Él era quien daba la clase de dibujos con modelos y después de un año me dijo: ‘oye Calixto, ¿ya viste el taller de serigrafía?, se llama Misión Gráfica’». Pidió ser voluntario, después fue ayudante y desde hace 30 años da clases en el taller.
Calixto Robles es un artista que domina técnicas y materiales como óleo, acrílico, litografía y grabado, así como cerámica; sin embargo, su trabajo más destacado es en serigrafía.
Al principio plasmaba en su obra sus raíces zapotecas, como jaguares y dioses; después de conocer a Carlos Santana se interesó por la flor de loto y Buda: «Siempre hablaba de la paz, de la compasión, de los ángeles, de tener nuestra mente bien, ser solidario y metía muchos temas de que todos nosotros somos gente que tenemos luz, somos un diamante y valemos mucho, todos somos buenos. Entonces me empecé a clavar en la onda espiritual».
Su apoyo a las causas y movimientos sociales prevalece, pues fue lo primero que le llamó la atención del taller Misión Gráfica en California: vio pósters en apoyo a Mandela, a los trabajadores, a Cuba, a la lucha de El Salvador y Nicaragua: «Dije: ‘esto es como Oaxaca, estar en contra de las políticas de los gobiernos, apoyando a los movimientos sociales’. Me quedé ahí y todavía sigo».