Se vive una alta inseguridad en las vías terrestres del país para los operadores de carga pesada y por lo tanto, “nuestro requerimiento a nivel nacional es que haya más presencia en las carreteras, no en puntos fijos, porque prácticamente están abocados en hacer operativos en los puntos de revisión, pero si se circula por las carreteras federales es raro encontrar dos o tres patrullas, en un tramo de aquí a Guadalajara o de aquí a Querétaro o a Zacatecas y lo que nosotros lo que requerimos es que la Policía de Caminos circule como lo hacía antes, tratando de que un operador no circulara a exceso de velocidad o algún otro detalle, pero eso era también lo que se vigilaba y ahora poco se ve, pero requerimos que haya más vigilancia, para evitar que la delincuencia se dé”, destacó el delegado de CANACAR, Roberto Díaz.
Sí hay deserción de operadores por la inseguridad en las carreteras, pero también por el factor de que los choferes ya están dejando la actividad por edad o bien, ya no quieren que sus hijos se dediquen a lo mismo, por el riesgo que implica la actividad y ante ello se tiene una estrategia de capacitación para sustituir a los que se van.
Agregó que las empresas más que nada están tratando ellas mismas protegerse ante la amenaza de la delincuencia en las carreteras y la falta de seguridad que ya es crónica en las mismas, con la ausencia de elementos suficientes como las Patrullas de Caminos (que ya no se ven) y de la Guardia Nacional, advirtió el delegado, quien consideró que es una cantidad exorbitante de elementos de dicha corporación la destinada a vigilar al Metro, pues se acaban de designar 8 mil elementos, en tanto hacen mucha falta en las carreteras del país.
“En algunos casos, como en el de la empresa que yo represento, traemos tres GPS en cada unidad, esto es uno muy visible, que el casco que traen sobre el techo del tractocamión o del dormitorio y otro que ni el mismo operador sabe dónde se encuentra y el otro lo traemos en el remolque, que nos ha ayudado un poco a contrarrestar esa operación de los rateros”.
Agregó que además, la acción que se está implementando es que en el momento que los operadores se desvían de su recorrido se lanza el operativo, “que nos puede costar 300 dólares cuando es falso. Porque cuando se lanza una alarma -y no es como cuando hablas del 911- y es una llamada falsa, a nosotros nos cobran hasta 300 dólares por cada operativo falso, pero es preferible hacer eso y no correr el riesgo de que esa unidad desaparezca, eso nos ha ayudado muchísimo”.