CIUDAD DE MÉXICO, marzo 2 (EL UNIVERSAL).- Su nombre es Daniel, Daniel Craig y es uno de los actores británicos que más fama y dinero han acumulado, en especial luego de protagonizar cinco películas de «James Bond» y este día está de manteles largos pues celebra 55 años de vida.
Daniel Wroughton Craig nació en Chester, Inglaterra en 1968. Su interés por la actuación comenzó desde pequeño, cuando participaba en las obras escolares de la escuela hasta que su gusto comenzó a refinarse y decidió que ser histrión era el camino que quería tomar.
Su debut fue en la cinta «The Power of One» de 1992 y le siguieron «Obsession» (1997), «The Trench» (1999), «Some Voices» (2000), «Hotel Splendide» (2000), pero su primer papel importante fue hasta 2001, cuando participó en la adaptación de un videojuego en la película «Lara Croft: Tomb Raider» junto a Angelina Jolie.
La prensa comenzó a fijarse en el actor rubio de ojos azules y no pasarían muchos años para que llegara el que hasta el momento ha sido el principal papel de su vida. Tras una larga audición y muchas especulaciones, se puso el traje del Agente 007, «James Bond» en «Casino Royal» de 2006.
En un principio los fans de la saga no tenían mucha confianza en el británico; sin embargo, desde un inicio demostró que tenía todo para protagonizar al legendario agente: porte, clase, distinción, disciplina y sobre todo, carisma.
Fue tal su aceptación que le siguieron cuatro películas más: «Quantum of Solace», «Skyfall», «Spectre» y «No Time to Die», la cual se convirtió en la última aparición de Craig bajo los zapatos del Agente 007.
Aunque ha renunciado a su papel de «Bond», la realidad es que le va muy bien personificar a hombres maduros que investigan crímenes y obtienen siempre buenos resultados. Ejemplo de esto han sido sus protagónicos en las películas «Knives Out» (I y II y III, que se estrenará en 2024) o «The Girl with the Dragon Tattoo».
Craig lo ha tenido todo, y aunque reconoce que Bond no es un personaje perfecto, la decisión para elegir a su reemplazo no será nada sencilla pues fueron cerca de quince años en los que el británico se enfundó en el traje y elegancia del agente británico.