CIUDAD DE MÉXICO, marzo 7 (EL UNIVERSAL).- El gobierno mexicano tiene 180 días para demostrarle a Estados Unidos en «consultas técnicas» que la prohibición al maíz transgénico para consumo humano tiene bases científicas, de lo contrario el gobierno del estadounidense Joe Biden podrá solicitar el inicio de la controversia comercial contra México, dijo el presidente del Consejo Nacional Agropecuario (CNA), Juan Cortina Gallardo.
Como la administración estadounidense pidió «consultas técnicas» bajo el capítulo 9 de Medidas Sanitarias y Fitosanitarias del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), esto significa que tienen 30 días para reunirse ambas partes y tendrán hasta 180 días para arreglar el diferendo, de no ser así se puede ir a una controversia Estado-Estado, dijo el líder del CNA.
«Desde el punto de vista técnico los países tienen 180 días para tratar de resolverlo… si no, pueden proceder a la solución de controversias Estado-Estado y el caso puede llegar a un panel» bajo el T-MEC, expuso Cortina Gallardo a EL UNIVERSAL.
Por ello, comentó, México debe demostrar científicamente por qué la decisión de prohibir la importación de maíz transgénico para consumo humano –para masa y tortilla-, porque para Estados Unidos no puede quedar un texto luego de que llevan décadas de investigaciones que no demuestran daños a la salud.
El líder del CNA agregó que «afortunadamente con el nuevo decreto (del 13 de febrero de 2023), la disputa se acotó significativamente ya que quedan fuera la mayoría de los flujos comerciales de maíz entre Estados Unidos y México», es decir, no se incluye la prohibición de importaciones de maíz genéticamente modificado para uso forrajero e industrial, como si se hizo en el decreto de diciembre de 2020.
Así, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) deberá hacer un análisis a profundidad de si es o no es dañino el maíz genéticamente modificado para la salud, porque es donde se va a centrar la discusión entre México y Estados Unidos».
Dijo que el CNA siempre ha manifestado que el maíz genéticamente modificado no es dañino para la salud, «que se ha utilizado para consumo humano y sector pecuario por más de 25 años y creemos que no hay evidencia científica que constate daño para la salud».
Expuso que el gobierno de Estados Unidos consideró que tendrán un daño por 4 mil millones de dólares y 5 mil millones de dólares hacia sus productores de maíz.
Sin embargo, de irse a un panel y de solicitar el gobierno estadounidense una compensación, el daño será menor, porque «cualquier represalia que pudiera tomar Estados Unidos debiera ser muy modesta porque los flujos afectados son modestos y en cualquier caso habrá oportunidad de resolver el tema antes de llegar a un panel».