OAXACA, Oax., marzo 10 (EL UNIVERSAL).- El 24 de enero, un hombre arrojó thinner a la regidora de Ecología de Salina Cruz, a quien persiguió con un cerillo en mano para intentar prenderle fuego.
Días antes, el 5 de enero, dos niñas murieron y dos mujeres quedaron con quemaduras de gravedad, luego de que el padre, tras una discusión, presuntamente prendiera fuego a la vivienda en Matías Romero.
En ese mismo municipio, pero en febrero de 2017, un hombre roció con gasolina y prendió fuego a su joven esposa, a quien abandonó en su domicilio para después huir con su hijo. Junto con la violencia química, los ataques con fuego en contra de mujeres se han convertido en una manifestación extrema de violencia que se repite, en todos los casos cometidos por hombres en contra de mujeres.
De acuerdo con un recuento hemerográfico realizado por EL UNIVERSAL, sólo entre 2017 y 2023 los medios han documentado cuatro ataques con fuego, en los que al menos cuatro mujeres fallecieron, dos de ellas niñas, y tres más resultaron gravemente heridas. A ellas se suma el atentado sufrido por la funcionaria de Salina Cruz.
Por ejemplo, el 19 de enero de 2019, ocho meses antes del ataque con ácido contra María Elena Ríos, una mujer de 28 años de edad fue atacada por un hombre que le roció gasolina y le prendió fuego, en la comunidad de Villa de Etla. La víctima se identificó como Wendy A. G., quien ingresó de urgencia al Hospital Civil «Dr. Aurelio Valdivieso», donde días después perdió la vida.
Mientras que el 9 de septiembre de 2022, la Fiscalía General del Estado de Oaxaca (FGEO) inició una carpeta de investigación por el delito de tentativa de feminicidio, derivada de la agresión que sufrió dos días antes una mujer en la localidad de San Andrés Copala, perteneciente a San Pedro Mixtepec, cuando el agresor llegó al lugar de trabajo de la víctima, a quien le roció combustible y le prendió fuego.
Al respecto, el Grupo de Estudios sobre la Mujer Rosario Castellanos señala que cada una de las niñas y mujeres que viven violencia en Oaxaca merecen el acceso a la justicia, a fin de disminuir el riesgo de ser víctimas de feminicidio.
Y agrega que los procesos de investigación se han caracterizado por ineficiencias y falta de capacidad para atender la grave problemática de la violencia de género y de su máxima expresión: la violencia feminicida.
«La impunidad es un factor clave que explica el incremento de las violencias, donde los agresores saben que se puede ejercer la violencia sin que haya sanciones», sentencia.