CIUDAD DE MÉXICO, marzo 13 (EL UNIVERSAL).-
Había esperado tanto ese momento que no lo dejaría pasar. Es por eso que Joey Meneses (Culiacán, Sinaloa, 6 de mayo de 1992) le puso toda su fuerza y corazón a aquella pelota en el Nationals Park.
Hoy es la estrella de la Selección Mexicana de Beisbol, el hombre que le pegó dos cuadrangulares a Estados Unidos y recibe interminables loas por parte del presidente Andrés Manuel López Obrador, pero pocos han sufrido como él para llegar a donde está.
De gran poder en los brazos y con buen desempeño a la defensiva, Meneses fue firmado por la organización de los Braves de Atlanta en 2011, con 18 años de edad. Parecía que el salto a las Ligas Mayores sería casi inmediato, pero no fue así.
Después de siete años en distintas sucursales de la franquicia, jamás le llegó la oportunidad. Siempre hubo algo: lesiones, mala suerte o falta de confianza de parte del mánager. Su sueño se desvanecía, por lo que en 2018 firmó con los Phillies de Filadelfia.
No, ahí tampoco hubo suerte.
Fue entonces que se le presentó la oportunidad de emigrar a la Liga japonesa, con los Buffaloes de Orix. Fan de la caricatura nipona Dragon Ball, en especial del personaje Gokú, el culichi no lo dudó.
Llegó a Asia y empezó a jugar, pero tres meses después de su debut, arrojó positivo por hydroxystanozolol en un control antidopaje y fue suspendido un año.
Volvió a México y encontró refugio en los Tomateros de Culiacán en la Liga Mexicana del Pacífico, donde volvió a mostrar sus grandes condiciones.
Las que le llevaron de regreso a una organización del «Big Show». Le firmaron los Red Sox de Boston, pero se fue luego de dos años y sin debutar en Las Mayores. El tiempo parecía agostarse.
Hasta que los Nationals de Washington lo contrataron en enero de 2022, con un acuerdo de Ligas Menores.
Ahora sí cumplió el sueño. El 2 de agosto de 2022, con 30 años y 88 días de edad, por fin se presentó en la «Gran Carpa»… Y fue como estrella.
En su primer turno al bat, en el juego ante los Mets de Nueva York, se voló la barda. Nunca antes, un pelotero mexicano había pegado jonrón en su primer turno al bat en las Grandes Ligas.
De pronto, los «Nats» encontraron al sustituto del estelar Juan Soto, quien había sido cambiado a los Padres de San Diego.
Tuvo una gran temporada de debut y fue considerado por el manager Benjamín Gil para integrar a la Selección Mexicana en el Clásico Mundial de Beisbol, en el que pegó dos vuelacercas y produjo cinco carreras ante Estados Unidos, lo que le valió ser felicitado hasta por el Presidente de México.