CIUDAD DE MÉXICO, abril 8 (EL UNIVERSAL).-
Abril de 1954. Los cines mexicanos lanzan la nueva película de la dupla María Félix y Jorge Negrete, en la que ella es quien prácticamente hace de todo con el llamado «Charro Cantor».
En una secuencia, mientras «La Doña» reflexiona las razones de por qué está recibiendo solo buenos tratos por parte de él, lanza un monólogo en el que incluso rompe la imaginaria cuarta pared y se dirige al público.
«Los hombres no hacen las cosas nada más porque sí; ustedes como mujeres saben que a los hombres no se les puede fiar ni la punta de un hilo, porque se llevan el carrete, por suerte que Dios nos los hizo tan…. inteligentes, que los manejamos así», dice mientras aprieta uno de sus puños.
Era la película 27 de María y se le nota en pleno empoderamiento femenino, algo que no desconocía en absoluto.
Hoy, que se cumple su 21 aniversario luctuoso, se sigue reconociendo los valores feministas que impregnó su filmografía, en una época que prácticamente lo prohibía.
Desde su tercer largometraje, «Doña Bárbara» (1943), fue delineando los papeles que deseaba hacer, los cuales no tenían nada que ver con una mujer sumisa y reactiva.
En dicha cinta comenzó a moldear una voz fuerte, pasos firmes y postura erguida, contrario a lo mostrado en «El peñón de las ánimas», que le abrió las puertas al mundo del celuloide.
Durante la siguiente década fue alguien haciéndose pasar por hombre en «La monja Alférez»; una mujer que explota su belleza para aprovecharse de cuanto ente masculino llegara con ella en «La mujer sin alma» y también una fémina profesionista, a quien el Presidente de la República le encomienda educar a un pueblo, donde se defiende con fiereza, en «Río escondido».
En «Enamorada» maltrata a un jefe revolucionario que la corteja. Al final, deja a su novio millonario y se enrola en las fuerzas contra el gobierno, en el papel de soldadera.
Y en «Doña Diabla» tiene un enfrentamiento verbal con un enamorado, quien amenaza con suicidarse si ella se va.
«Me amenazas con suicidio, como si yo fuera la causa de tu debilidad. Ningún hombre se mata por una mujer, se mata por cobarde», dice antes de abandonar la habitación y azotando la puerta para que no la siga.
Feminista también fuera del cine
Alejada del cine, María continuó con su mensaje en pro de la mujer. Apoyaba el aborto, decía que los hombres actuales habían perdido calidad con respecto a los de décadas pasadas, comenzando por el físico, y hablaba de la mala situación económica del país.
«Protesten, quéjense, no se dejen, prepárense, hagan de su vida lo que ustedes desean y no los que los hombres les permitan ser», dijo en una entrevista al periodista Jacobo Zabludovsky.
«Nunca he querido a nadie como me quiero a mí misma, entonces nadie me ha podido hacer menos», era otra de sus frases.