CIUDAD DE MÉXICO, mayo 18 (EL UNIVERSAL).-
La Gran Manzana se está hundiendo, y el peso de los rascacielos tiene todo qué ver, advierten geólogos, que señalan que el hundimiento cada vez será más notorio.
Una nueva investigación geológica, de la que da cuenta el diario The New York Post, revela que en la ciudad de Nueva York hay más de un millón de edificios, con un peso de casi 1.7 billones de libras, lo que se está volviendo casi insostenible.
La ciudad, señalan, se está hundiendo en el agua a un ritmo de 1 a 2 milímetros al año, aunque en algunas zonas el proceso se está desarrollando «mucho más rápido».
Tom Parsons, del Servicio Geológico de Estados Unidos, e investigador principal de este nuevo estudio, dice que aunque parezca poco significativo, el hundimiento de Nueva York la vuelve «extremadamente vulnerable» a catástrofes naturales.
Las zonas en mayor riesgo son el Bajo Manhattan, seguida de Brooklyn y Queens.
«Nueva York se enfrenta a importantes retos derivados del peligro de inundaciones; la amenaza del aumento del nivel del mar es tres a cuatro veces superior a la media mundial a lo largo de la costa atlántica de Norteamérica… Una población profundamente concentrada de 8.4 millones de personas se enfrenta a diversos grados de peligro de inundación en la ciudad de Nueva York», alertaron Parsons y su equipo.
Como ejemplo, pusieron el impacto que tuvieron dos huracanes: Sandy e Ida. «En 2012, el huracán Sandy provocó que el agua del mar entrara en la ciudad, mientras que las fuertes lluvias del huracán Ida en 2021 desbordaron los sistemas de drenaje debido a la fuerte escorrentía dentro de la ciudad».
Parsons expresó su temor por el riesgo para la ciudad en los próximos años. «La combinación del hundimiento tectónico y antropogénico, la subida del nivel del mar y el aumento de la intensidad de los huracanes implican un problema acelerado en las zonas costeras y ribereñas», señaló en el estudio.
«La exposición repetida de los cimientos de los edificios al agua salada puede corroer el acero de refuerzo y debilitar químicamente el hormigón, causando un debilitamiento estructural», detalló. A eso se suma la amenaza de tormentas cada vez más intensas, que con el cambio climático se vuelven más probables.
Debido al efecto de los gases de efecto invernadero, el temor que en las próximas décadas haya huracanes de gran intensidad más frecuentemente, lo que pone en peligro a la ciudad.