A pesar de que ya se ha hablado mucho de que el transporte público está mejorando y los tiempos de espera se han abatido, la realidad es otra. Los usuarios se quejaron a HIDROCÁLIDO por la gran tardanza en algunas rutas y pusieron como ejemplo la 28, que llega a demorarse hasta dos horas, provocando que los pasajeros deban abordar taxis para no llegar tarde a sus compromisos y obligaciones y por otro lado, los taxis también salen muy caros y más porque les alteran el taxímetro.
Quejosos señalaron que el transporte en la ciudad aunque pasa seguido en algunas rutas, en otras es una tortuga, propiciando que lleguen tarde sistemáticamente a sus empleos, en donde se acaban los permisos para llegar tarde solamente por culpa del transporte, y cuando requieren para ir al médico y otras actividades importantes, trámites o permisos especiales, ya no se les otorgan porque todos se les van en los permisos para llegar tarde por causa del atraso del transporte colectivo.
Adujeron que para ellos existe un contubernio entre urbaneros y taxistas, dado que es muy sospechoso que se tardan en pasar y lo que sí comienza a presentarse por las paradas son los taxis, justo cuando los camiones no se aparecen, lo cual es para los pasajeros un indicio de que se ponen de acuerdo para que los trabajadores del volante aprovechen que no pasan los urbanos y así tienen clientela cautiva, que forzosamente deben abordarlos, porque ya no les queda de otra ante la tardanza, pero algunos llegan a cobrar hasta 90 pesos en clara muestra de que sus aparatos de medición están alterados.
En ocasiones, comienzan a esperar el autobús a las siete de la mañana y dan las nueve y todavía ni se pueden ir del lugar, orillándolos a la desesperación y a abordar vehículos de alquiler, aunque algunas amas de casa señalaron que no cuentan con dinero para poder pagar taxi, porque su presupuesto está muy limitado y entonces sí se convierte en un auténtico problema porque forzosamente tienen qué esperar a que pase el autobús o bien, caminar, y con este calor que se ha dejado sentir, se convierte en un verdadero suplicio y hasta una afectación para la salud por el calor, pero esto no parece importarles a los nuevos concesionarios del transporte, quienes salieron peor que los anteriores, “salió peor el caldo que las albóndigas”, nos dijeron los afectados, quienes señalaron que los choferes aducen que tienen un horario y por eso no pasan, pero los pasajeros también tienen uno y nadie lo respeta.