Francisco Javier Avelar González pasó a la historia como el peor rector de la Universidad Autónoma de Aguascalientes por la serie de escándalos de corrupción de todo tipo en los que se vio envuelto durante su gris gestión, incluyendo el nepotismo, los compadrazgos y el amañe en las licitaciones de obra pública, manifestó el ex-catedrático y analista político Alan Capetillo Salas.
Con documentos de por medio, el también abogado aseguró que abusando del poder como titular de la Máxima Casa de Estudios, “Avelar incorporó en la nómina a uno de sus hermanos de nombre Sergio Humberto así como a su protegido personal y sicario administrativo Roberto Alejandro Ortega Martínez, a quien en la última etapa de su rectorado incluso -pese a ser recién titulado- nombró ilegalmente como director general de Infraestructura Universitaria”.
Lo anterior además, no sin dejar de destacar el comportamiento despótico y patrimonialista que de forma privilegiada le concedió igualmente a su pareja y también profesora universitaria Alma Lilian Guerrero, a quien “ademas de camioneta y chofer institucional” le concedió condiciones y privilegios extraordinarios en la administración de los laboratorios y recursos del Centro de Ciencias Básicas de la UAA.
Mencionó que indudablemente lo de la Estafa Ponzi fue la cereza en el pastel, pero detrás de eso hay muchos casos comprobables de corrupción que ameritan una investigación a fondo por parte de la Junta de Gobierno y de las actuales autoridades de la UAA para deslindar responsabilidades y exigir el resarcimiento de los daños de todo tipo que se le causaron a la benemérita institución por la actuación deshonesta de Javier Avelar.
“Lejos de beneficiar a la Universidad, Avelar y su gente se beneficiaron de la Autónoma, por lo que no se le debe permitir más el acceso a las instalaciones universitarias y se le debe exigir el resarcimiento de todos los daños que provocó con la corrupción que afloró durante su gestión como rector”, subrayó el catedrático universitario, quien dijo que de hecho él fue una de las víctimas del autoritarismo y prepotencia que marcó la gestión del ex-rector.
En el caso del nepotismo, Capetillo aseveró que no únicamente benefició a sus parientes cercanos al extenderle contratos de trabajo con sueldos nada despreciables, sino que también ordenó compra de vehículos, equipos y mobiliario especial para satisfacer el ego personal y de sus protegidos.