Polémico, único y original, hasta en la muerte, fue le magistrade Ociel Baena Saucedo, quien ayer falleció, en un caso que ha levantado debate e indignación. Los detalles del doble crimen, porque no sólo Ociel murió, sino su pareja de varios años, Dorian, ya todo mundo los conoce y están plasmados en la nota roja de nuestro Diario, pero lo que no se dice es que le magistrade se atrevió a ser único y diferente.
El de ayer fue un doble crimen que conmocionó no sólo a la comunidad LGBTIQ+ que con gran orgullo representaba Ociel, sino a todos los que se saben diferentes pero tienen la valentía de luchar por sus sueños y, en este caso, por su identidad. En alguna entrevista en la que abrió su corazón confesó que fue un niño maltratado, sobre todo en la escuela, donde lo insultaban, pero eso a la vez lo hizo fuerte y ya de adulto logró lo que mucha gente quiere, pero que por distintas razones, no puede.
Muchas cosas se dirán a partir de este momento porque ésa es la naturaleza de la sociedad, hablarán muchos bien, otros lo seguirán criticando aunque ya no se pueda defender, pero no debemos pasar de largo que Ociel era una persona no binaria con una amplia preparación que lo llevó a ser le primer magistrade del Tribunal Electoral del Estado de Aguascalientes, de hecho el primero en América Latina.
Ociel, férreo defensor de la comunidad LGBTIQ+, la misma que ha levantado la voz no sólo en Aguascalientes sino a nivel nacional e incluso internacional por su asesinato, pasará a la historia porque desafió al sistema, a poderosos, a la opinión pública, pero también porque a pesar de que fue atacado una y otra vez, criticado en redes y hasta en su cara, le magistrade siempre se comportó a la altura.
Su imagen chocaba a muchos, porque no era común que un magistrado usara traje con tacones o vestidos, mucho menos con maquillaje, pero hasta sus propios compañeros del Tribunal Electoral del Estado de Aguascalientes respetaban sus preferencias porque veían más allá de la apariencia.
Ahora lo conducente es esperar los resultados de las investigaciones policíacas porque tienen que sustentar su teoría de crimen pasional, pues este tema no debe quedar así, le magistrade y su pareja no merecían terminar así su vida, pero además tienen la presión de la sociedad que exige respuestas claras.
Falda, tacones, maquillaje, su inseparable abanico y orgullo, eso hizo que le magistrade abriera puertas que durante mucho tiempo estuvieron cerradas, y falleció sin saber el alcance de sus acciones ni que ahora será recordado como lo que fue: valiente y defensor de lo diferente, como él.