Debemos preguntarnos si la inteligencia artificial puede ser una herramienta valiosa para avanzar hacia un acceso más efectivo a la justicia para todas las personas, sin discriminación y en este sentido, ¿cuáles son sus ventajas y sus desafíos?, esas son preguntas que nos hemos venido haciendo desde hace tiempo y que de manera sorprendente, en los últimos años han provocado una variedad de debates muy interesantes que nos replantean la labor misma de la impartición de justicia, destacó ayer La ministra-presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Norma Piña, durante su participación en la XVIII Asamblea General Ordinaria de la Asociación Mexicana de Impartidores de Justicia (AMIJ), realizada en Aguascalientes.
Agregó que en la era en que vivimos es imposible no pensar en la interacción y el acceso del derecho a la justicia en condiciones de igualdad y progresividad y que los avances tecnológicos, las oportunidades y los retos de la vida digital se expanden cada vez más en cada uno de los aspectos de nuestra vida, con un muy marcado enfoque intergeneracional, sin duda, todos estamos obligados a mirar al futuro en este tema.
“Pero de qué hablamos cuando hablamos de justicia digital, nos referimos acaso al uso de las tecnologías digitales para hacer más eficientes, accesibles y expeditos los procesos jurisdiccionales y a tener tribunales que funcionen cada vez más en línea? La pandemia de Covid nos ha demostrado la importancia de avanzar hacia sistemas de justicia que permitan la visualidad, garantizar la digitalización a la justicia desde los lugares y sitios remotos, sin que indispensablemente, se tenga que acudir en persona a los tribunales. Hablamos entonces, de justicia digital, por ejemplo cuando nos referimos a la digitalización de expedientes, a la incorporación de la firma electrónica, a los juicios en línea o cuando hablamos de justicia digital, nos referimos a algo más allá, a la modernización tecnológica de los sistemas virtuales para participar en procesos jurisdiccionales. ¿Es lo mismo la incorporación tecnológica a nuestro sistema de impartición de justicia que la justicia digital? Es lo mismo, porque la respuesta a estos cuestionamientos nos lleva a caminos muy diferentes, que pueden implicar, por ejemplo, funciones más sofisticadas, que requieren replicar la inteligencia humana, con el uso de algoritmos, de análisis de datos, para predecir la resolución de casos o para ayudar a las personas justiciables a plantear sus argumentos y a evaluar sus alternativas legales o a elegir alternativas para decidir los casos, con base en modelos previos automatizados, -anotó-.
“Desde esta mirada, que es mucho más amplia, debemos preguntarnos si la inteligencia artificial puede ser una herramienta valiosa para avanzar hacia un acceso más efectivo a la justicia para todas las personas, sin discriminación y en este sentido, ¿cuáles son sus ventajas y sus desafíos?, esas son preguntas que nos hemos venido haciendo desde hace tiempo y que de manera sorprendente, en los últimos años han provocado una variedad de debates muy interesantes que nos replantean la labor misma de la impartición de justicia. Me atrevo a adelantar que desde mis perspectiva, nuestra labor, ante los retos que implica este debate, es no perder de vista que la justicia digital no sólo debe analizarse desde el enfoque de la impartición de justicia, si no fundamentalmente, la línea rectora debe ser el derecho de acceso a la justicia”, destacó.