CIUDAD DE MÉXICO, diciembre 4 (EL UNIVERSAL).-
En marzo del año pasado, Daddy Yankee anunció que se retiraría de la música, argumentado que estaba listo para «darse la oportunidad de vivir la vida» y la noche de este domingo, durante el último concierto que ofreció en Puerto Rico, como parte de su gira «La Última Vuelta World Tour», el cantante cerró el recital hablando abiertamente de su fe, destacando que había descubierto cuál era su verdadero propósito: difundir la palabra de Dios.
El intérprete de éxitos como «Gasolina», «Rompe» y «Despacito» describió el acontecimiento que tuvo lugar ayer como «el día más importante de su vida», pero no sólo porque se trataba del cierre de un ciclo que lo proveyó de éxito a lo largo de 33 años, sino porque daría a conocer a los más de 18 mil seguidores que lo acompañaron en su último recital, en el Estadio Hiram Bithorn, en Puerto Rico, su país natal, el motivo por el que le daría un giro a su vida.
«Mi gente, este día para mí es el más importante de mi vida y se los quiero compartir porque no es lo mismo vivir una vida de éxito, que una vida con propósito», expresó visiblemente conmovido.
Aún sin advertir el mensaje que el cantante de 46 años emitiría, sus fans gritaban eufóricas y eufóricos, mientras él planteaba las vicisitudes existenciales que atravesó a lo largo de los años, en búsqueda de llenar un vacío, que ni la fama ni el éxito pudieron colmar.
«Por mucho tiempo yo intenté llenar un vacío en mi vida que nadie pudo llenar, trataba de rellenar y buscar un sentido a mi vida. En ocasiones aparentaba estar bien feliz, pero faltaba algo para hacerme completo y les tengo que confesar que esos días ya terminaron, alguien pudo llenar ese vacío que sentía por mucho tiempo», dijo en tanto se tomaba un respiro y el clamor de la audiencia aumentaba.
Yankee, que de acuerdo con el sitio «Celebrity Net Worth» tiene una fortuna que fluctúa entre los 40 millones de dólares, confesó que fue víctima de los efectos colaterales de la fama, pues a pesar de que fue el objetivo por el que luchó desde 1990, cuando debutó como cantante, logrando el reconocimiento hasta 14 años más tarde, con el lanzamiento del álbum «Barrio fino», nada de eso fue suficiente para que alcanzara la felicidad.
«Me pude dar cuenta que para todos era alguien, pero yo no era nada sin él; pude recorrer el mundo durante años, ganar muchos premios, aplausos, elogios, pero me di cuenta de algo que dice la biblia: ‘¿De qué le vale al hombre ganar el mundo entero si pierde su alma?'», parafraseó.