Por Erick Cortés.- Tras dos semanas de negociaciones y discusión, finalizó la Cumbre del Clima de Dubai, con la aprobación de un acuerdo que reconoce la necesidad de dejar atrás los combustibles fósiles e iniciar, en el corto plazo, una transición hacia energías renovables.
La COP28 hizo una revisión del Acuerdo de París, firmado en 2015, que tiene como meta lograr que haya cero emisiones de dióxido de carbono para el año 2050 y evitar que el calentamiento global supere los 1.5 grados, situación que, según los expertos, causaría una catástrofe climática.
“Hemos confrontado la realidad y hemos puesto al mundo en la dirección correcta”, dijo en su discurso de clausura el Sultán Ahmed al Jaber, presidente de la cumbre. “Es un plan liderado por la ciencia y es tan bueno como lo sea su aplicación. Somos lo que hacemos, no lo que decimos. Debemos dar los pasos necesarios para convertir este acuerdo en acciones tangibles”, agregó.
La resolución se dio a pesar de la oposición de países petroleros, como Arabia Saudí, Irák y el propio país sede, los Emiratos Árabes Unidos, una nación cuyos ingresos se sostienen en gran medida de la exportación de petróleo y gas, razón por la cual pocos esperaban que en la cumbre se diera un llamamiento directo contra los combustibles fósiles.
Por otro lado, las voces críticas señalan que el acuerdo no es contundente y que deja lagunas abiertas que benefician al sector fósil. “No es la decisión que el mundo necesita o merece, pero supone un avance que llama a la transición para abandonar los combustibles fósiles”, opina Kaisa Kosonen, climatóloga y activista de Greenpeace.
Los países firmantes deberán entregar un plan de acción en el 2025 en el que expongan con claridad cómo harán la transición hacia energías renovables, no sólo en el sector industrial, sino también en el transporte, pues el acuerdo también hace énfasis en la necesidad de “acelerar la reducción de las emisiones del transporte por carretera con infraestructuras y el despliegue de vehículos de baja emisión”.