Los festejos decembrinos no dan tregua a la crisis migratoria que se vive en Norteamérica, pues en plena navidad, una caravana de más de 10,000 migrantes, de al menos 24 nacionalidades, partió desde la frontera sur de México hacia los Estados Unidos.
Compuesta principalmente por familias enteras, la caravana incluye a personas que se han cansado de esperar durante meses en Tapachula, sin tener respuesta a sus solicitudes de asilo. “Llevamos tres o cuatro meses esperando aquí sin respuesta”, dijo Cristian Rivera, quien salió de Honduras esperando convertirse en un residente legal de México.
José Wilmer, también hondureño, vivió la misma situación. “De nada sirvió estar tanto tiempo en Tapachula, fue tiempo perdido”, asegura.
Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, hasta el mes de noviembre un total de 136,934 personas solicitaron asilo en México, pero no se sabe cuántas fueron aceptadas. Durante el mismo año, México detectó más de 680,000 migrantes viviendo irregularmente en el país, evidenciando el poco control existente en la frontera sur.
La crisis migratoria se ha acentuado durante el mes mes diciembre, justo después de que el Instituto Nacional de Migración suspendiera las deportaciones debido a la falta de recursos.
La actual caravana, que posiblemente sea la más grande del año, se da días antes de la visita del Secretario de Estado, Antony Blinken, para discutir con el presidente López Obrador las nuevas medidas que ambos países tomarán para controlar el flujo migratorio.