Por Erick Cortés.- En un dramático giro de los acontecimientos, Ucrania ha sido blanco de uno de los mayores ataques aéreos por parte de Rusia, con al menos 122 misiles y 36 drones lanzados en un solo día.
Aunque aún se desconoce la magnitud de la tragedia, se sabe que las ciudades más afectadas incluyen Leópolis, Odesa, Dnipró, Zaporizhia, Járkiv y la capital, Kyiv, donde infraestructuras cruciales como hospitales y centros educativos fueron alcanzadas.
El presidente Volodímir Zelenski ha calificado estos ataques como terroristas y ha prometido una respuesta firme. Mientras tanto, los equipos de rescate continúan buscando víctimas entre los escombros.
Esta escalada en el conflicto se produce en un contexto de creciente tensión entre Ucrania y Rusia. Días antes, Ucrania había afirmado destruir un buque de guerra ruso en Crimea, un hecho que ahora parece haber desencadenado una respuesta sin precedentes por parte de Rusia.
El respaldo internacional a Ucrania también había cobrado relevancia, con Estados Unidos aprobando un nuevo paquete de ayuda militar por valor de 200 millones de dólares justo un día antes del ataque masivo. Este apoyo busca fortalecer la capacidad de defensa ucraniana con municiones, armas antiataque y asistencia para la defensa aérea.
Rusia, por su parte, defiende sus acciones, declarando que los ataques se dirigieron hacia «formaciones nacionalistas, mercenarios extranjeros y emplazamientos de fuerzas ucranianas».
A casi dos años de conflicto, Ucrania se encuentra sumida en una crisis humanitaria, por lo que piden el aumento de la ayuda internacional, aparentemente disminuida en las últimas semanas por el protagonismo que ha adquirido el conflicto entre Israel y Hamas.