Por Erick Cortés.- Este sábado, alrededor de sesenta proyectiles fueron lanzados desde el sur de Líbano al norte de Israel, desencadenando una escalada de hostilidades.
Hezbollah, un grupo musulmán afín a Irán, afirmó haber lanzado 62 cohetes en respuesta a la muerte del número dos de Hamas, Saleh al Aruri, causando una respuesta inmediata Israel, que bombardeó algunas regiones del sur de Líbano.
El ataque a Israel se dio a pesar de que el gobierno de Líbano había pedido a Hezbollah no responder por la muerte de Al Aruri, pero el líder de la organización, Hasán Nasrala, ya había advertido que tomaría represalias contra el gobierno de Netanyahu, algo que ha llevado a Israel a un «estado de alerta muy alto» en su frontera norte, con el despliegue de más de 200,000 soldados y la evacuación de miles de habitantes.
La situación ha provocado una ola de nerviosismo en la comunidad internacional, a quien el Ministro de Asuntos Exteriores libanés, Abdallah Bou Habib, ha pedido mantener la presión sobre Israel para que detenga la violencia en Líbano y en Gaza: «Estamos muy preocupados, los libaneses no quieren ser arrastrados, ni siquiera Hezbolá quiere ser arrastrado a una guerra regional”, dijo en una entrevista con la BBC.
Evitar la expansión del conflicto más allá de Gaza era uno de los objetivos de Estados Unidos, principal aliado de Israel, pero la escalada ya parece inminente tras los ataques de las milicias hutíes de Yemen en el mar Rojo, el asesinato de Saleh al Aruri en Beriut, el atentado durante la conmemoración de la muerte de Casem Soleinani en Irán y la presencia militar de Estados Unidos en Irak y Siria.
Por todo esto, el secretario de Estado, Antony Blinken, inició ayer una gira por Oriente Próximo en busca de aliviar las tensiones diplomáticas, mientras el departamento de Estado condena por primera vez las declaraciones extremistas de dos ministros israelíes: Itamar Ben Gvir y Bezalel Smortrich, quienes plantearon vaciar a Gaza de sus residentes palestinos.
La jornada violenta también se dio durante la visita en la región del alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, quién hizo un llamado para evitar la guerra en Líbano y buscar una salida alternativa al conflicto: «Estoy aquí mientras vemos una preocupante intensificación del intercambio de fuego entre el Líbano e Israel. Creo que se puede prevenir una guerra, tiene que evitarse y la diplomacia puede prevalecer para buscar una solución mejor», afirmó en una rueda de prensa en la capital libanesa.
Las tensiones en la región crecen a la par con la crisis humanitaria, agravada ahora por las inundaciones en el campamento de refugiados de Jabalia, en Gaza, donde los servicios municipales permanecen cerrados y la filtración de aguas residuales eleva la propagación de enfermedades en la población.
A un día de alcanzar los tres meses en guerra, Naciones Unidas ha advertido que la región se ha vuelto «inhabitable» por el nivel de devastación que han dejado los bombardeos israelíes.