Claudia de la Torre es una mujer que se ha dedicado a buscar a su hermano Marco, de 46 años, encargado de mover grandes cantidades de dinero de su empresa, pero desapareció desde el 2018, momento en el que no se ha vuelto a saber nada de él y la zozobra sigue.
Platica que su experiencia con las autoridades, como la Fiscalía del Estado, no ha sido tan buena, ya que sólo revictimizaron a su hermano, “de paso a uno como familiar, que traes la herida abierta”.
Mientras más pasa el tiempo van dejando el asunto en “carpeta de olvido, ni saben que existe”; es momento en el que la familia no tenemos copia y con las autoridades simplemente nos topamos con pared.
Ante la nula respuesta de las autoridades competentes, los familiares de personas desaparecidas han tenido que acudir a los colectivos y a los medios de comunicación, como una forma de hacerse visibles.
Después de que desaparece un miembro de la familia, la vida de todo el núcleo cambia en un 100%, como lo que ocurrió con Claudia y Marco, pues ellos vivían juntos.
“Era mi apoyo emocional y hasta económico, además de que mis hijos lo extrañan y sufren, por lo que debo de tratar de hacerme la fuerte”, mencionó ella.
Los esfuerzos de la familia de Marco fue que todos los días se dividían las rutas en sus vehículos, con los que cruzaron por brechas, arroyos y terrenos sinuosos en los que pensaban que el cuerpo de su hermano podía haber sido depositado; “sinceramente cuando encontramos su camioneta esa fue nuestra idea, pero a él no lo encontramos”.
Los familiares señalan que de encontrar a su ser querido herido o muerto, su sentimiento será de tristeza, pero significaría que la búsqueda había terminado; “en cambio seguimos con la incertidumbre”.
A pesar de lo anterior, Claudia no cesó su búsqueda, ya que continuó sus recorridos por la parte baja del Río San Pedro. “Tuvimos amenazas por parte de personas que tenían copados esos espacios y no querían que nos acercáramos, incluso en una ocasión hasta nos sacaron a punta de pistola por andar buscando en su terreno”.
Los familiares del desaparecido se dedicaron a repartir carteles con la foto de Marco y sus datos para seguirlo buscando “y nunca dejaré de buscarlo, a mí no me interesan las reuniones con las autoridades, lo que yo quiero es salir a campo”.
BUSCANDO RESPUESTAS
Los familiares de personas desaparecidas han formado comunidades o colectivos con quienes sufren la misma situación, incluso acuden a las búsquedas a terrenos de otros estados como Zacatecas, Jalisco, Michoacán, Estado de México, Querétaro y Veracruz.
Claudia comenta que los familiares de desaparecidos no han podido tener acceso a las fosas que fueron localizadas recientemente en los municipios de Tepezalá o El Llano, “he ido a SEMEFO, a ciertas cárceles, no nos han permitido el acceso a cárceles o psiquiátricos”.
“No le tengo confianza a las autoridades, sabes bien todas las andanzas que llegan a hacer, que meten a gente con otro nombre en los registros”.
Con voz cortada y los ojos vidriosos, la hermana de Marco comenta que su vida ha sido bastante complicada, ya que incluso hasta se han presentado conflictos con la misma familia.
“Mis hijos me piden que me cuide, porque les da miedo por las situaciones a las que se exponen las mujeres buscadoras y las matanzas”.
Confesó no sentir miedo por ella, sino que más bien por sus hijos, “hemos recibido amenazas de que no continuáramos con la búsqueda, como en su momento por parte de quien era el gobernador, Martín Orozco”.
En Aguascalientes existen varias mujeres y madres buscadoras, que por desconfianza prefieren no denunciar, “uno se va decepcionando y entras en varias etapas depresivas, porque no pasa nada, porque las autoridades nada más nos marean”.
Las mujeres se han dotado de un kit de búsqueda como las T, que son las que se encajan en el piso (para poder detectar un olor a ocre de la sangre), picos, palas, guantes de carnaza y de látex para recolectar, contenedores, cubrebocas, así como botas de casquillo.
Desafortunadamente las mujeres buscadoras se encuentran en un estado de indefensión y hasta son víctimas de llamadas de extorsión. Los familiares reciben reportes anónimos con puntos donde se encuentran más fosas.
Indicó que las autoridades no ofrecen protección, ni acompañamiento durante las búsquedas, “mientras que yo esté viva, no dejaré de buscarlo”.
Dijo que como familiares esperan encontrar a su ser querido, ya sea vivo o muerto, pero a veces la saña de querer borrar del mapa el cuerpo y los restos es un hecho que no tiene nombre.
“No nada más los matan a ellos, destruyen un núcleo familiar completo cuando desapareces a una persona”, señaló.
Ante la impunidad y falta de respuestas por parte de las autoridades, los familiares son capaces de buscar ayuda con brujos y pitonisas con tal de encontrar respuestas, porque la incertidumbre los consume cada vez más, mientras el tiempo pasa, desembolsando dinero.
Claudia consideró que el 90% son madres y mujeres buscadoras, pero también son a las que más eliminan porque son las que más revuelo provocan, “son pocos los papás y hombres que buscan, fenómeno que no entiendo y nunca lo he analizado, pero quizá tenga que ver el instinto maternal o de protección”.