Por Erick Cortés.- Los osos polares están muriendo de hambre. Eso es, a grandes rasgos, lo que advierte un estudio publicado hoy en la revista Nature Communications.
Utilizando collares con cámaras y rastreadores satelitales, el biólogo Anthony Pagano del Centro de Ciencias de Alaska, monitoreó durante tres semanas la actividad de veinte osos en la región occidental de la bahía de Hudson, Canadá.
El objetivo era estudiar el comportamiento y las técnicas de supervivencia a las que estos grandes mamíferos han tenido que recurrir para hacer frente al cambio climático, que ha transformado radicalmente su hábitat por el acelerado deshielo de los últimos años.
El incremento de la temperatura ha alargado la temporada sin hielo un mes más de lo normal, por lo que ahora los osos pasan en promedio 130 días al año en tierra firme, en lugar de 90 (la duración del verano).
Su alimento favorito son las focas, fáciles de cazar cuando habitan en madrigueras bajo la nieve, o rompiendo el hielo que separa a la superficie de las aguas gélidas en las que los polares bucean con tal destreza, que la ciencia los clasifica entre los mamíferos marinos y no en los terrestres.
Las focas y los peces son excelentes fuentes de proteína y grasa, dos cosas necesarias para mantener su fuerza y energía, y que no tienen la carne de los animales terrestres que la mayoría de los osos que se rastrearon tuvieron que cazar para alimentarse.
Otros recurrieron a la carroña y comieron cadáveres de aves y caribúes, mientras que algunos, en un acto contrario a su naturaleza, se alimentaron de hierbas.
Guiados por su privilegiado olfato, los osos polares suelen caminar largas distancias sobre el hielo ártico para encontrar alimento. Siguiendo ese instinto, la mayoría de ellos se mantuvieron activos y caminaron hasta 250 kilómetros por semana (la distancia que hay entre Aguascalientes y Guadalajara) en busca de alimento, lo que les hizo perder grandes cantidades de masa corporal (de uno a dos kilogramos por día).
Este estudio demostró que los osos no tienen estrategias efectivas para evitar la pérdida de peso y de energía en tierra firme, donde sus funciones metabólicas aumentan debido al calor y al sobreesfuerzo que tienen que hacer para moverse en un hábitat que no frecuentan.
Esta pérdida de energía y las pobres técnicas de caza en tierra están causando un aumento alarmante del número de ejemplares que presentan desnutrición grave y que mueren por inanición, siendo en la mayoría de los casos osos jóvenes y hembras con cachorros.
Investigaciones previas indican que si la temporada sin hielo aumenta a 180 días por año, los osos tendrían que enfrentarse a condiciones mucho más adversas y podrían extinguirse en un periodo de tiempo considerablemente corto. Además, la creciente la presencia de estos animales en el hábitat terrestre pone en riesgo el equilibrio del ecosistema y la supervivencia de otras especies.
El estudio de Pagano fue de corta duración, por lo que no pudo arrojar resultados que permitan establecer conclusiones claras sobre el futuro de los osos polares, pero sí sugiere que la especie podría sufrir una reducción significativa si el hielo continúa disminuyendo a la velocidad que actualmente lo hace.