Por Erick Cortés.- Muchas cosas se dirán hoy contra este día. Probablemente, de la boca de aquellos a quienes el amor no les sonríe, a quienes les ha hecho daño, o quienes no han tenido la suerte de encontrarlo.
Otros acusarán a la fecha de ser una herramienta perversa del sistema para fomentar el consumismo. Un invento para hacernos gastar en flores, peluches, globos y chocolates… Olvidándose de las familias que hoy podrán servir un mejor plato en su mesa gracias a esto.
Y en un mundo diverso en culturas, ideologías y creencias, también estamos los que no conmemoramos una celebración instituida por el Vaticano en el siglo V. Sin embargo, creo que es importante aprovechar la oportunidad que este día da para hablar del amor.
No es común que en las páginas de este periódico, ni de cualquier otro, se hable de amor. Tristemente, lo que nos toca informar cada día no siempre es bueno. Y la gran mayoría de las malas noticias del mundo ocurren, precisamente, por la falta de amor entre sus habitantes.
Naciones y reinos se lanzan bombas entre sí. No hay día que no hablemos de agresiones o asesinatos. Y en este año electoral podremos ver a la gente dividirse, agredirse y hasta odiarse por pensar diferente.
¿Cómo sería el mundo si aprendiera a amarse? Esa es la base de los dogmas ancestrales más arraigados en la humanidad: el cristianismo, el budismo, el judaísmo, el islam… Sin embargo, por siglos hemos fracasado y usado nuestras creencias para señalar y condenar al prójimo, en lugar de amarlo.
¿Cuántas discusiones entre padres e hijos, entre hermanos, entre esposos, novios y amigos realmente valen la pena? ¿Cuántas veces podríamos decir que es más importante tener la razón, que expresar amor?
No es necesario decirlo. Basta un abrazo, una caricia, un beso, un detalle (el más pequeño). Una palmada en el hombro, una sonrisa. No es difícil encontrar una forma de hacerle notar a nuestra gente que nos importa.
Y si la felicidad está más en dar que en recibir, seguro que la encontraremos dando amor siempre.