CIUDAD DE MÉXICO, febrero 27 (EL UNIVERSAL).-
En 2022, la conductora Galilea Montijo se sinceró en el programa «Netas Divinas» sobre la depresión que sufrió tras el nacimiento de su hijo. En aquel momento, afirmó que tomar medicamentos le había ayudado a ver «la vida de colores», y expresó que de no haber sido así, «hubiera muerto».
Desde entonces, su perspectiva respecto a los antidepresivos no ha cambiado, como lo reveló recientemente al confesar su dependencia de ellos en una nueva emisión del programa.
Una vez más, «Gali» compartió abiertamente su experiencia, explicando que en ciertos momentos de su vida, debido a situaciones externas y la presión laboral, perdió la motivación para seguir adelante. Aunque los medicamentos que toma no requieren receta médica, ahora son imprescindibles para ella, ya que experimenta angustia si no los consume.
«Para mí es terrible, el día que no me tomo mi pastillita en la noche…», comentó, haciendo referencia al severo trastorno mental con el que lucha desde hace años. «La depresión no la creas tú, te la crea el estrés, la carga de trabajo, el exterior, 20 mil cosas. Pero no puedo dejar el medicamento, aunque no es fuerte», añadió.
Galilea también recordó cómo era su vida con el consumo excesivo de la pastilla que utilizaba para dormir, despertar y para rendir durante el día, lo que empeoró su situación. Sin embargo, durante la terapia le recomendaron otro medicamento que, según ella, «me salvó la vida».
«Me agarro del antidepresivo, hacer ejercicio, de las amigas», añadió Montijo, quien no proporcionó detalles específicos sobre los episodios que la llevaron a experimentar la depresión.
Debemos entender que la depresión es distinta de las variaciones habituales del estado de ánimo y de las respuestas emocionales breves a los problemas de la vida cotidiana. La diferencia radica en su intensidad y duración. Puede convertirse en un problema de salud serio y causar gran sufrimiento al alterar las actividades laborales, escolares y familiares. En el peor de los casos puede llevar a la muerte.
Si notas que alguien tiene un estado de ánimo irritable, cansancio, falta de energía, dificultad para concentrase, cambio de apetito, exceso de sueño, odio a sí mismo, pensamientos repetitivos de suicidio, sentimientos de abandono o pérdida de placer en actividades que suelen hacerlo feliz, como el sexo, ¡cuidado! Puede tratarse de una persona depresiva que necesita ayuda.