Eduardo Ramírez Tiburcio cambió su apariencia física para no ser identificado, perdió más de 20 kilos y se sometió a dos cirugías estéticas, durante los últimos tres meses se movía solo en las alcaldías Tlalpan, Milpa Alta y Cuajimalpa con un bajo perfil, rentaba casas en colonias populares para no llamar la atención y decir ser comerciantes de la colonia Morelos, así fueron los últimos tres meses de «El Chori» antes de ser detenido.
Al ser un perseguido de las autoridades «descuidó» la coordinación de las distintas células de la Unión Tepito y eso fue uno de los puntos por el que este capo fue detenido. Una llamada anónima alertó de la ubicación en la que el «Chori» estaría durante este puente vacacional, la información fue corroborada y luego se realizó un despliegue que ya se tenía preparado, se cree que la llamada la hizo alguien cercano a él, posiblemente de la misma célula criminal; «El Uriel» es ahora el nuevo jefe de la Unión Tepito.
«El Chori» estaba con su pareja sentimental y uno de sus hijos; presumía que tenía un «grupo de élite» que lo protegía las 24 horas del día, tres gatilleros que en teoría lo debían defender, sin embargo, cuando llegaron los policías no realizaron un solo disparo, lo que incrementó más la teoría de que fue traicionado por la misma Unión Tepito, «por eso sale triste en las fotos», dijo bajo condición de anonimato uno de los policías que participó en el operativo.
Momento exacto de la detención de «El Chori»
Fue detenido cuando ingresaba a su domicilio en las inmediaciones de El Ajusco, antes salió tranquilamente a una plaza sobre Periférico -también en Tlalpan-, no opuso resistencia pues cuando se dio cuenta ya estaba rodeado, en primera instancia dijo que no «era al que buscaban», se identificó y mostró credenciales con otro nombre pero los oficiales ya le seguían los pasos con anticipación, de hecho comieron junto a él en la plaza y nunca se dio cuenta.
Una vez que lo identificaron por tatuajes, cicatrices de dos atentados que sufrió y otras señas particulares no le quedó más que aceptar su realidad, «si soy el Chori, pero no soy lo que dicen, me inventan mucho, nomás vendí droga y es todo, no soy todo lo que se habla de mí», dijo el más buscado por la autoridad capitalina.