Mañana se cumplen 11 años de una de las noches más gloriosas para el americanismo y la más tristes en la historia de Cruz Azul. La final del Clausura 2013, en un marco casi de telenovela, significó el título 11 para el América.
EL UNIVERSAL charló con uno de los protagonistas de aquella lluviosa noche en el Estadio Azteca: Osvaldo Martínez. El paraguayo que envió el balón al área para que el portero Moisés Muñoz rematara de cabeza, y luego convirtió el tercer gol de las Águilas en los penaltis.
«Un partido épico, histórico para todos nosotros y para todos los americanistas. Lo que se hizo en esa noche fue mágico, por el por el simple hecho de que casi en cinco minutos se dio vuelta a un partido que parecía perdido», recuerda el entonces dorsal 10.
Faltaban segundos para que finalizara el encuentro, América perdía con marcador global de 1-2 y en una jugada de tiro de esquina, Osvaldito decidió enviar el balón al área sin pensar quién iba a rematar.
«Sólo recuerdo a Ricardo [Peláez] que me dijo manda el balón al área. Eso hice, Moy la golpeó y fue gol… En ningún momento nos sentíamos campeones, pero todo estaba a nuestro favor después», describe.
La lluvia nunca cesó, como tampoco el aliento de la fanaticada azulcrema en el Coloso de Santa Úrsula o «los gritos del Piojo Herrera diciéndonos que fuéramos por los goles». Luego de Raúl Jiménez y Christian Benítez, Osvaldo fue el tercer cobrador en la tanda de penaltis. Cobro que jamás olvidará.
«Cuando iba caminando al área sólo pensaba en no fallar. Es el penalti que más, no sé si miedo, pero es uno de los más difíciles de mi carrera. Tanta gente coreándome, pidiendo el gol. Ya sabía a dónde tirarlo; fue algo único», asevera el mediocampista paraguayo.
Las Águilas, mañana en pleno «Día del americanismo», buscarán su primer bicampeonato en torneos cortos. La final está igualada 1-1.