CIUDAD DE MÉXICO, septiembre 4 (EL UNIVERSAL).- A raíz de la polémica salida del influencer Adrián Marcelo de «La casa de los famosos México», el término «pacto patriarcal» ha resurgido entre los debates generados en redes sociales por la trascendencia de sus comentarios, los cuales han sido apoyados por sus compañeros.
Fue durante la madrugada de este miércoles cuando se anunció su salida, luego de protagonizar un enfrentamiento con la actriz Gala Montes en vivo, ya que durante el programa del martes la presentadora Odalys Ramírez encaró al youtuber, pues realizó un comentario el domingo pasado que indignó a la audiencia por ser calificado como violento y misógino; lo anterior, tras la salida de Gomita.
La confrontación entre el influencer y Gala Montes fue transmitida en vivo por televisión nacional, donde el regiomontano insistentemente atacó a su compañera e invalidó sus comentarios por estar bajo tratamiento psicológico, además de alegar que ella no entendía su «sentido del humor».
Por este motivo, en redes sociales se produjo un fuerte debate por la trascendencia de los comentarios vertidos en un programa que tiene millones de espectadores, en un país donde, según el Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES), cada día mueren 10 mujeres a consecuencia de la violencia de género.
Por su parte, Adrián Marcelo, quien llevó la batuta de la discusión, fue apoyado por sus demás compañeros de equipo (Team Tierra), guardando silencio mientras él ejercía violencia psicológica en contra de una mujer, además que en la grabación del domingo anterior, que mostró la producción, salen riendo después del lamentable comentario del influencer.
Lo sucedido en dicho programa ejemplifica a la perfección cómo es que funciona el pacto patriarcal, un término que se remonta a las bases del patriarcado, a quien la feminista Marta Fontenla describió como: «el sistema que establece derechos para el colectivo masculino sobre el colectivo femenino. Entre estos derechos masculinos se pueden enlistar la apropiación de la fuerza productiva, la capacidad reproductiva y de los cuerpos femeninos, ya sea de manera pacífica o violenta, como colectivo o de manera individual».
Po otro lado, la historiadora Gerda Lerner escribió que el pacto patriarcal «es la defensa o normalización del abuso de esos «derechos masculinos»; a este pacto le ha tomado construirse mas de 2,500 años, se ha formado a través de valores, costumbres, leyes y papeles sociales que establecen las funciones y la conducta que se considera eran las apropiadas para cada sexo».
Por lo tanto, este acto de alianza y complicidad entre hombres protege a los agresores, pues sus actitudes y acciones son justificadas por las personas que deciden callar a pesar de ser testigo de una agresión.
Identificar la violencia verbal y los micromachismos no es tarea sencilla, pues se necesita empatizar de forma igualitaria y reflexionar para romper esa complicidad y silencio sin justificar las acciones de los hombres que ejercen violencia.
No reírse, no celebrar y no dejar pasar actitudes pasivo agresivas que violentan a una mujer, aunque estén disfrazadas de «humor negro», son los primeros pasos para romper este pacto.
De acuerdo con Roberto Andrés Guadarrama Barretero de la organización Género y Desarrollo A. C. (Gendes), «romper el pacto patriarcal es deconstruirse toda la vida. No nos graduamos en deconstrucción, esto es constante y nos lleva la mirada a las masculinidades alternativas», detalló para la Gaceta UNAM.
El experto en educación para la paz, aseguró que «romper el pacto es también invitar a otros hombres y persuadirlos a reflexionar. Romper el pacto no sólo es reconstruirnos, sino proponer cómo ser mejores».