CIUDAD DE MÉXICO, agosto 12 (EL UNIVERSAL).- El 25 de diciembre de 1947 se estrenó en la pantalla grande del cine Chapultepec, Palacio e Insurgentes la película «A volar joven», protagonizada por Mario Moreno «Cantinflas» y Miroslava Stern. Seis años después, en 1955, Miroslava fue encontrada muerta en la habitación de su casa, en una mano sostenía la foto de su amado y en la otra unas cartas.
Aunque la actriz nacida en Checoslovaquia se suicidó, y la versión oficial indica que fue por culpa del torero Luis Miguel Dominguín, de quien estaba enamorada, hubo alguien que aseguró lo contrario, e involucró a Cantinflas en la tragedia.
Miroslava vivió una juventud difícil cuando murió su mamá en 1945, sufrió una profunda depresión que la llevó a ingerir una clase de veneno para quitarse la vida.
En 1946 contrajo matrimonio con el entonces director de escena Jesús Jaime Gómez Obregón, alias «El Bambi», pero se divorciaron ese mismo año cuando Gómez Obregón destapó sus preferencias homosexuales.
Tras su divorcio, Miroslava entabló una estrecha amistad con Cantinflas, quien sería el gran amor de su vida, según versiones de la época, sin embargo, Moreno estaba casado con Valentina Ivanova y esa situación nunca cambió mientras Stern estuvo viva.
La versión oficial de su muerte indica que Stern fue hallada en su recámara por Rosario Navarro, su ama de llaves, y que una noche antes escribió dos cartas de despedida: una dirigida a su padre, y otra a su hermano Ivo Stern; la mezcla de alcohol con pastillas antidepresivas propiciaron su muerte.
El suicidio de Miroslava a los 29 años, sumado a la falta de una autopsia detallada, generaron las especulaciones sobre el verdadero motivo por el que se quitó la vida.
La sorpresiva boda del torero español Luis Miguel Dominguín con la actriz italiana Lucia Bosé, madre de Miguel Bosé, fue uno de los motivos que saltó a la vista de todos, pues Dominguín había sido pareja sentimental de Miroslava e incluso le había hablado de matrimonio.
La actriz Ninón Sevilla expresó que la tarde anterior se quedaron esperándola para comenzar a filmar una película con Tin Tan que llevaría el nombre de «No es posible la luna conmigo».
Lo más extraño, recordó, fue que no sólo los dejó esperando en el estudio, sino que nadie contestó las llamadas telefónicas que le hicieron a su casa.
Las autoridades dieron luz verde para que el cuerpo no fuera trasladado al anfiteatro, sino que ahí mismo se entregó a los familiares para ser velado y posteriormente cremado. El médico de la Cruz Verde que examinó el cadáver, diagnosticó que el cuerpo tenía al menos 30 horas en la habitación.
¿Y Cantinflas?
En entrevista para Televisa, el periodista Jacobo Zabludovsky dijo a manera de «exclusiva mundial», que Miroslava se suicidó por Cantinflas, y no por Luis Miguel Dominguín.
«Ella se enamoró mucho de Cantinflas y confiaba en que dejaría a Valentina, pero llegados ya a un punto de quiebre, Cantinflas le dijo en una carta a Miroslava que él jamás dejaría a Valentina, que no se hiciera ilusiones. Conozco al que le llevó la carta, vive… no quiero revelar su nombre en este momento. Al día siguiente la encontraron muerta», contó Zabludovsky en 2014.
Cuando Miroslava filmó su última cinta «Ensayo de un crimen», su estado emocional ya se encontraba alterado, así lo reveló en su momento el productor y amigo de la actriz Ernesto Alonso.
Cantinflas no habló públicamente de la tragedia de Miroslava, desde entonces, su éxito continuó por casi tres décadas más.
Su destino eran los aplausos, las ovaciones que iniciaron en las carpas, llegaron a los teatros, salas de cine y se extendieron hasta los hogares, donde se hizo costumbre para muchas familias mexicanas disfrutar del domingo viendo la película de Cantinflas.
El genio de la comicidad nació en 12 de agosto de 1911 en el barrio de Santa María la Redonda, en el centro de la Ciudad de México, donde abarrotó todo tipo de escenarios, impulsó la Época de Oro del cine mexicano e hizo reír a chicos y grandes con sus peculiar estilo que fue motivo de fama mundial.
La muerte, que no lo tomó por sorpresa, llegó de la mano del cáncer de pulmón el 20 de abril de 1993, sus millones de fanáticos se entristecieron y se volcaron a las calles de la capital para despedirlo como él lo merecía y hacer suyas frases como: «No hay derecho»,«No que no, chato», «Ahí está el detalle», entre muchas más.
Mario Moreno actuó en más de 50 películas, la mayoría de ellas en blanco y negro que se presentaron en cines monumentales como el Alameda, el Colonial, y el Palacio. Hemeroteca EL UNIVERSAL.