A estas alturas en Aguascalientes todavía hay escuelas que no regresan a sus actividades cotidianas, lo que ha generado uno que otro encontronazo entre las autoridades y el sindicato de maestros, y en el estira y afloja los estudiantes son los que la llevan de perder.
En México en general, y en Aguascalientes en particular, la pandemia de Covid-19 vino a cambiar absolutamente todo lo conocido y se tuvo que improvisar en la marcha, y por lo menos a nivel local no fueron pocos los encontronazos entre los participantes en la educación de los alumnos, sobre todo de kínder, primaria y secundaria, que es donde se reciben las bases para el óptimo desarrollo de los menores de edad.
Ahora, educativamente creemos que poco se ha podido aprovechar, pues el programa ‘Aprende en casa’, que fue el mejor esfuerzo que implantó la Secretaría de Educación Pública, tenía sus bemoles, pues el trabajo se cargó principalmente a los padres de familia, quienes tenían que dividir su tiempo y esfuerzos en el trabajo del día a día, en sus labores hogareñas y después en ser maestros de sus propios hijos, lo que vino a traer muchos problemas en casa.
Y aunque hubo escuelas que se pusieron las pilas, la mayoría de ellas privadas, y decidieron ir más allá y dar clases virtuales en el mismo horario que tenían en las aulas, a través de la computadora, fue un esquema que vino a cansar sobre todo a los más pequeños, porque no es lo mismo estar en un salón de clases, con sus compañeros, que estar pegados toda la mañana a un monitor.
Los alumnos más grandes, sobre todo los de educación superior, han tenido que buscar por ellos mismos la oportunidad de practicar, y por ejemplo no son pocos los médicos de la iniciativa privada que han acogido a estudiantes porque saben que el diagnóstico físico lo es todo en algunas áreas de la medicina, pues sólo en el trato con el paciente se darán cuenta de síntomas o particularidades de alguna enfermedad.
Pero eso es en todas las áreas, no nada más en la de la salud, porque si bien en su momento las clases virtuales fueron la única alternativa para no detener todo de golpe en el sector educativo, cierto es que a los profesionistas del mañana les podrían faltar tablas y experiencia, porque un médico tendrá deficiencias para diagnosticar, un arquitecto para diseñar, un ingeniero para hacer cálculos, en fin, todo profesionista necesita la experiencia que da el trabajo de campo.
Cierto, hay muchas carreras que por su naturaleza, como las de computación, informática y muchas más, cuya práctica es con las nuevas tecnologías, no se han visto tan afectadas por esta obligada modalidad.
Pero en educación básica la cosa cambia, pues en los niños, que de un momento a otro tuvieron que cambiar sus rutinas de vida y estudio, se ha detectado que son los más afectados por la enseñanza, pero también por la parte social, y no son pocos los que han tenido cuadros de ansiedad porque ya son casi dos años de nuevas costumbres.
En fin, las escuelas ya deberían estar operando en su normalidad, así como se hace en todos los sectores de la sociedad, porque no es posible que haya niños que todavía estén en sus casas en horario escolar, pero en la calle el resto del día, pues por el momento ya no hay pretexto para no regresar a las aulas, con los debidos cuidados que obliga la nueva normalidad, por el bien de todos. Pero recordemos algo: los niños no están vacunados, lo que obliga a redoblar los esfuerzos.