“Cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto”.
Georg C. Lichtenberg
“¡A volar, joven!” es una comedia del año 1947 protagonizada por Mario Moreno Cantinflas. El decreto del presidente López Obrador para sacar vuelos del Aeropuerto Benito Juárez para obligar a volar en el Aeropuerto Felipe Ángeles será otra comedia.
El Presidente pretende mediante decretazo violar otra ley, la ley de la oferta y la demanda, principio básico sobre el que funciona una economía de mercado. El Aeropuerto Felipe Ángeles (AIFA) posee desventajas de competencia ante el Aeropuerto Benito Juárez (AICM); el AIFA apenas realiza 6 vuelos al día, el AICM mil operaciones por día.
Otro inconveniente es que para poder ofrecer sus servicios debe resolver el problema de la distancia a la que se encuentra de la Ciudad de México, porque las vías de comunicación se encuentran inconclusas, los servicios complementarios (hoteles, restaurantes, bancos, casas de cambio, etc.) son casi inexistentes y la más importante, el número de vuelos del AICM, ‘ahí está el detalle’, parafraseando al personaje de la película arriba citada.
La férrea competencia que representa AICM no va a desaparecer, porque desde que se diseñó el AIFA se contempló el sistema aeroportuario metropolitano, junto con el aeropuerto de Toluca, por lo que no desaparecerá ni dejará de funcionar en decenios. Luego entonces el AIFA está condenado a convertirse en otro mamut, como los que están en el museo de Santa Lucía.
Viene otro elemento fundamental, para que una empresa aeronáutica funcione en ese sitio, le debe ser rentable, operar en dos sitos es hacerse competencia contra sí mismo, abandonar el mejor mercado que posee sería atentar contra la estabilidad económica de la empresa.
Para darle ‘alas’ al aeropuerto, el subsecretario de Transporte de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes, Rogelio Jiménez Pons, declaró que el Gobierno de AMLO emitirá un decreto para reducir hasta en un 22.6% las operaciones por hora en el AICM, con lo que el tope actual de 62 vuelos por hora pasaría a un umbral de 48 a 50 vuelos, esto con el objetivo de que las aerolíneas coloquen más vuelos en el AIFA.
El Gobierno de la 4T destina recursos públicos a caprichos del Presidente sin esperar rentabilidad social o financiera, sólo cumplirle su sueño mirífico, pero las empresas se juegan su capital en un decreto, veamos la realidad; Aeroméxico recortó su vuelo Villahermosa-AIFA por falta de pasajeros, mientras que Viva Aerobús anunció el 5 de mayo que cancelaba su vuelo de Monterrey al AIFA, programado para el día siguiente, sin ofrecer explicación alguna. La decisión de trasladar operaciones a un páramo no será rentable, operar en dos bases tampoco, la decisión no requiere de minerva, es continuar en el AICM.
Los dolores de cabeza del inconcluso aeropuerto AIFA no paran ahí, el mismo 5 de mayo la Federación Internacional de Asociaciones de Pilotos de Líneas Aéreas (IFALPA) reportó que tuvo conocimiento de varios incidentes relacionados con aeronaves que llegan al (AICM) en el último mes. El comunicado alertó sobre los reportes relacionados con aeronaves que llegan con niveles bajos de combustible, luego de esperas prolongadas no previstas y desvíos por demoras excesivas ante la saturación aeroportuaria. La lectura es clara, el AIFA no resolvió el problema de saturación y no lo resolverá, los vuelos internacionales seguirán ahí, lo que obliga a las interconexiones ahí mismo, la propuesta de dar solución al tráfico nacional enviándolo al AIFA será un costo elevado para el usuario y tomará más tiempo el traslado. El AIFA está impedido a realizar vuelos internacionales por el momento, mientras no se recupere la categoría 1 de aeronavegación.
El AIFA está entrampado, ni el propio AMLO lo utiliza en sus viajes, metafóricamente lo ‘mandó a volar’.