Más de cincuenta civiles fueron asesinados el pasado 8 de mayo en una aldea de la región Este de Burkina Faso, confirmó este jueves un superviviente del ataque, quien acusó al Ejército burkinés de disparar a quemarropa contra población desarmada.
Todavía conmocionado por el suceso, en el que perdió a varios de sus familiares, Lankoandé narró cómo, durante la llegada de un convoy de suministros en su aldea, Bartiébougou, un militar les pidió que se identificaran y, acto seguido, comenzó a disparar.
«Un soldado llegó cuando estábamos sentados en un cobertizo. Nos pidió que sacáramos los CNIB (documentos nacionales de identidad de Burkina Faso) desde lejos. Ni siquiera se acercó a nosotros. No entendíamos nada. Empezó a disparar a la gente», relató a EFE el superviviente, que logró escapar rápidamente.
Tras matar a siete personas en el hangar, disparó también contra mujeres y niños.
«Volvió a casa de uno de mis hermanos mayores, que estaba sentado con dos niños. Abrió la puerta y les disparó a quemarropa. Había mujeres en una casa vecina: una anciana, una estaba embarazada y otra acababa de dar a luz hacía una semana. Las mató a todas y a dos niños», añadió un conmovido Lankoandé.
El superviviente se pregunta por qué el Ejército abrió fuego contra civiles desarmados: «Contábamos con que nos protegieran. No sabemos qué pasó y no teníamos ni idea de que nos iban a tratar así».
A ese primer soldado se le unieron otros militares que siguieron recorriendo el pueblo, según Lankoandé.
«En nuestra casa mataron a 21 personas. En un patio vecino mataron a 26 y en el cobertizo había 7 muertos. Según nuestros cálculos son 52 personas: mujeres, niños y hombres», estimó el testigo.
En su relato a EFE, Lankoandé se mostró seguro de que fueron los soldados burkineses y no miembros de grupos terroristas quienes dispararon contra los civiles.
«Ya ni siquiera los vemos, a la gente del monte (yihadistas). Los conocemos. Eso es lo que creó la sorpresa y causó la tragedia: fueron los militares», insistió.
Según Guy, un periodista de una emisora de radio local de Fada N’gourma (este de Burkina Faso), el Ejército cometió actos de violencia a lo largo de todo el recorrido del convoy y achacó la violencia a la sospecha de que los pueblos de la zona colaboran con los islamistas.
Desde 2015, varios grupos yihadistas, ligados tanto a Al Qaeda como al Estado Islámico, se han establecido en Burkina Faso, donde atacan constantemente a la población. En los últimos nueve años, miles de personas han muerto en numerosos ataques, que han forzado el desplazamiento de más de dos millones de personas, según el Gobierno burkinés.
El país encajó dos golpes de Estado en 2022: uno el 24 de enero, dirigido por el teniente coronel Paul-Henri Sandaogo Damiba, y otro el 30 de septiembre, encabezado por el capitán Ibrahim Traoré, quien dirige actualmente la nación.
Desde la llegada al poder de Traoré, el Ejército ya no comunica los incidentes en los que sufre bajas o en los que se ve implicado en ejecuciones sumarias. Contactado por EFE, el departamento de comunicación del Ejército declinó hacer comentarios.
La organización Human Rights Watch acusó al Ejército burkinés de la masacre de 223 civiles en dos pueblos de la región de Yatenga, en el norte. Los hechos fueron negados por las autoridades, que suspendieron a los medios de comunicación extranjeros que difundieron el documento, según un informe publicado por esta oenegé el pasado mes de abril.