Guadalajara (México), 5 mar (EFE).- Los varones mayores de 60 años son más propensos a desarrollar linfoma de células del manto, una enfermedad muy agresiva e incurable que ataca el sistema linfático, afirmó este jueves la médico Florencia Ramírez Ibargüen durante el Congreso de Neoplasias Linfoproliferativas en Guadalajara (oeste de México).
«Predomina en hombres entre 60 y 70 años, la mitad de los pacientes cae en esa edad, no hay una certeza de la razón pero, en general entre 70 y 80 % de los pacientes son hombres», dijo la especialista durante un encuentro con medios de comunicación.
Este tipo de cáncer inicia con la inflamación de los ganglios linfáticos y se extiende de manera silenciosa a otras partes y órganos del cuerpo como la médula ósea, esto hace que los síntomas no sean fácilmente identificables y que la enfermedad sea detectada en etapas avanzadas, explicó.
Adscrita a la clínica de linfomas del Instituto Nacional de Cancerología en la Ciudad de México, Ramírez detalló que en México entre 300 y 360 personas son diagnosticadas cada año con este problema.
Explicó que aunque no hay una causa específica del origen de este linfoma tipo B las células del sistema linfático cambian en algún momento de la vida del paciente y generan la capacidad para generar los tumores.
«Es un linfoma en una etapa temprana de la maduración del linfocito que expresa una proteína ciclón D1 que no hay en otros linfomas y que multiplica constantemente estas células y lo de la agresividad que conocemos», señaló.
Añadió que tampoco hay un factor genético para desarrollar este tipo de cáncer poco conocido que afecta entre 5.000 y 5.200 personas en el mundo cada año.
«No hay una predisposición genética, menos del 5 % de los linfomas tienen alguna relación con la herencia, la mayoría son alteraciones en las células de Novo y hay una clara relación entre la cantidad de linfomas y la edad, porque el sistema empieza a fallar y acumular las células tumorales», dijo.
La hematóloga Margarita Rodríguez Mejorada advirtió que la enfermedad se puede detectar en las etapas avanzadas con la producción de bolitas o nódulos en los ganglios de las axilas, el cuello, arriba de las clavículas, además del crecimiento del bazo por arriba de los 10 centímetros.
Debido a que las células cancerígenas atacan la médula ósea donde se producen las células sanguíneas, los pacientes que no han tenido tratamiento pueden presentar complicaciones como anemia, diversos tipos de infecciones, hemorragias por la baja de plaquetas y hasta ruptura del bazo.
El 50 % de los pacientes con este tipo de linfoma muere 5 años después de que les fue diagnosticada la enfermedad, dijo este jueves el hematólogo Edmundo Reynoso Gómez, durante el Congreso de Neoplasias Linfoproliferativas en Guadalajara (oeste de México).
«La posibilidad de que los pacientes respondan se va haciendo más pequeña y por eso en general la mayoría de los enfermos sucumben entre los 3 y los 5 años después del diagnóstico», señaló en un encuentro con medios de comunicación.
El médico Javier de la Serna, responsable del Servicio de Hematología del Hospital Ruber Internacional, de Madrid, presentó un nuevo tratamiento para retrasar o detener la proliferación de células malignas que evita la recaída de los pacientes.
Las células de este tipo de linfoma están predispuestas resistir el tratamiento convencional con quimioterapia o inmunoterapia, por lo que vuelve a aparecer a los tres años de que el paciente fue sometido a este procedimiento.
El tratamiento llamado Acalabrutinib es un tipo de terapia Blanco que brinda una mayor ventaja de esperanza de vida a los pacientes ya que es selectivo, es decir, que solo mata a las células malignas y no a las sanas, además de que no provoca efectos secundarios.
Los estudios realizados con este tratamiento indica que 80 % de los pacientes que la utilizaron tuvieron una buena respuesta entre uno y dos meses de haberlo comenzado.
Las especialistas recomendaron a la población de más 50 años hacerse una revisión médica completa al menos una vez al año para que un especialista pueda detectar alguna anomalía, ya que los síntomas suelen ser confundidos con gastritis o problemas infecciosos.