CIUDAD DE MÉXICO, junio 18 (EL UNIVERSAL).- Se esperaba que este domingo, día del padre en México, fuera redondo.
El Allegiant Stadium tiene capacidad para 60 mil personas y el día del juego entre México y Estados Unidos estuvo a tope.
Ahora se tiene la esperanza de que por lo menos esté a la mitad para el encuentro ante Panamá por el tercer lugar de la Concacaf Nations League.
Golpe duro en lo deportivo y en lo comercial, que bien puede afectar la taquilla en la Copa Oro, torneo que inicia en las próximas semanas y en el que el Tricolor es el principal atractivo.
Inmediatamente después de que el Tricolor perdió ante Estados Unidos, las consecuencias se dejaron observar.
La gente dejó de comprar boletos para la doble cartelera, ya que también se juega la final del Final Four entre Estados Unidos y Canadá.
Y hubo otros que, ya con boleto en mano, pidieron que les regresaran su dinero, querían regresar los boletos.
La gente ha abandonado a la Selección Mexicana en su crisis más profunda en los últimos 45 años. Los paisanos, los mexicanos que vinieron a Estados Unidos a buscar una vida mejor y veían al Tricolor como un aspecto de nostalgia, ahora lo ven como un objeto de sufrimiento. Y ellos no vinieron hasta otro país a sufrir.