Tenemos años oyendo el mensaje: te la estás acabando y pues sí, ese día parece que está llegando y nos referimos al agua.
El líquido, indispensable para vivir, cada vez escasea más y por lo menos en el norte del país ya tiene tiempo que se sufre desabasto y la población ahora sí se está asustando.
Se creía que esto era un cuento para asustar niños, pero ya vemos que no, pues las malas noticias empezaron a llegar primero de Nuevo León y ahora de Coahuila, donde el agua escasea y la primera acción fue racionar el suministro de agua y en Monterrey, en algunas áreas, sólo la tendrán durante algunas horas y no se descarta nuevamente que se den los famosos tandeos, una práctica también muy conocida en Aguascalientes.
Por cierto, nuestro Estado no se ha salvado de sufrir alguna que otra crisis por el suministro, aunque por el momento la situación se ha podido solventar.
Muchas son las causas, en nuestra Entidad, de tener serios problemas con el abasto, aunque las autoridades se echen la pelotita y a tiros y tirones se buscan las causas, mas no la solución.
Incluso ha habido, sobre todo en zonas densamente pobladas, manifestaciones para exigir el vital líquido, pues es desesperante para esas familias no tenerlo ni para asearse, en unos momentos donde la higiene es primordial para la salud, ante la aparición de enfermedades que requieren que la higiene sea la primera barrera, cosa que no siempre se logra.
Hasta el momento se ha dado respuesta a tan sentidas y necesarias exigencias, pero se teme que llegará el día, como en Nuevo León, que no habrá respuestas, pero mucho menos agua.
Estremeció ver hace un par de días en las redes sociales imágenes de estantes vacíos en las tiendas comerciales, por las compras de pánico de agua embotellada, así como de garrafones, pues se teme que al final el líquido falte hasta para el consumo humano.
Esta es una llamada de alerta para toda la población, de todo el país, pues si en unos de los Estados más ricos e industrializados sufren por el agua, y a pesar de sus recursos no la consiguen y apelan a la ayuda divina, imagínese la agonía que se sufrirá en esas zonas de México donde batallan hasta para comer, qué va a pasar con ese sector de la población tan vulnerable.
No vayamos tan lejos: qué va a pasar en nuestro Estado si seguimos derrochando el agua, que se convertirá, de seguir así, en un artículo de lujo. Predicen, y esperamos que no sea una realidad, que las siguientes guerras no serán por petróleo, territorios, dinero, religión o política, sino por el agua, ese recurso natural no renovable y el cual nos lo estamos acabando. Entonces, podemos inferir que lo que sucede en Nuevo León es una primera llamada, primera.