Las alianzas en la política no son nuevas, pero ésta, sí que es especial.
El partido del presidente López Obrador, Movimiento Regeneración Nacional, MORENA, está imparable, y para frenarlo unieron sus fuerzas políticas PAN, PRI y hasta el PRD.
Así, sumando fuerzas, buscan arrebatarle el control de la Cámara Federal de Diputados y, de ser posible y se ponen de acuerdo, hacerse de algunas gubernaturas.
Pero es ahí donde viene lo difícil: ¿en qué porcentaje se repartirán los partidos las candidaturas? El que lleva mano, por ser el mejor posicionado hasta el momento, es Acción Nacional, porque después de la debacle electoral del Revolucionario Institucional, a duras penas se levanta poco a poco, mientras que el sol azteca está concentrado en recoger los despojos de su organización tras los eternos problemas internos entre sus tribus y la desbandada de militantes para seguir al ahora mandatario Andrés Manuel López Obrador.
Vendrá, desde luego, el jaloneo entre las cabezas de estas organizaciones, que para empezar, tomaron la decisión no de común acuerdo, pues en el Comité Ejecutivo Nacional hasta airados reclamos hubo ya que muchos de sus militantes no comulgan con las ideologías políticas de las otras estructuras, aunque si quieren vencer a Morena en las urnas, tienen que tomar todos los caminos a su alcance, les gusten o no.
Los panistas más recalcitrantes terminaron aceptando la unión con los priístas y perredistas, porque aseguraron que esta coalición se comprometía con una agenda democrática mínima común que combatiría la corrupción y fortalecerá la democracia para los tres partidos… por lo menos esa es la idea que les vendieron.
Y la respuesta de Morena no se hizo esperar en voz de su presidente nacional, Mario Delgado, quien aseguró que esta triple alianza sólo confirma que sí existe la mafia del poder.
Y por supuesto que también el presidente López Obrador se pronunció al respecto y dijo sentir una dicha enorme y el motivo, a su juicio, es que la consolidación de alianzas de partidos le permiten asegurar que siempre tuvo la razón histórica.
Ahora habrá que ver, primero, si los partidos logran conciliar posturas y si realmente postulan a candidatos que detengan la barredora en la que se ha convertido Regeneración Nacional en todo el país.
Los partidos de oposición tienen ante sí un camino muy difícil, pero que obligadamente tienen que seguir, porque es su única posibilidad de sobrevivir en el espectro político.
Aun así, se ve complicado, pues esta alianza, en la que se mezclan el agua y el aceite, vendrá a ponerle todavía más condimento y sabor al proceso electoral del próximo año.