Fortaleza, (Brasil) 21 ago (EFE).- La literatura africana está teniendo un crecimiento desigual, lamentó uno de los escritores más internacionales del continente, el angoleño José Eduardo Agualusa, quien puso como ejemplo a seguir las letras nigerianas, que cuentan con autores que venden millones de ejemplares.
Considerado uno de los autores africanos más destacados de los últimos tiempos, Agualusa habló con Efe de la literatura africana en general y de su relación con Brasil durante la XIII Bienal Internacional del Libro de Ceará (noreste), evento que se extiende hasta el viernes y en el que participó como invitado especial.
La literatura de Nigeria «está vendiendo millones en todo el mundo» con nombres como Chinua Achebe (1930-2013) o Chimamanda Ngozi Adichiev (1977), refirió Agualusa, autor de 13 novelas que han sido traducidas a más de 30 idiomas.
No ocurre lo mismo con otras naciones, como los países africanos de lengua portuguesa (Angola, Mozambique, Guinea Bissau, Cabo Verde y Santo Tomé y Príncipe), que, a pesar de estar en pleno crecimiento, no han contado con suficiente estímulo gubernamental en cuanto a educación y cultura.
Según el escritor angoleño, «para crear escritores hace falta crear primero lectores, y para ello es importante que se amen los libros», algo que para él es muy difícil de alcanzar sin inversión pública para escuelas y bibliotecas.
Para Agualusa, los países lusófonos del continente africano han pasado por muchas turbulencias políticas y «tienen muchas historias para ser contadas», pero necesitan saber cómo hacerlo y por eso requieren de educación y cultura.
El autor de «El vendedor de pasados» y «Teoría general del olvido» también opinó sobre la relación histórica entre Brasil y África, una nación y un continente con lazos culturales construidos desde la época de la esclavitud.
Para el escritor, ambas zonas se han reaproximado en el siglo XXI gracias a la literatura.
Brasil, el país con el mayor número de afrodescendientes fuera de África, heredó del continente el fenotipo negro, sus creencias, sus tradiciones y su música.
Y aunque el nexo está vivo en el sincretismo cultural del país tropical, la reconexión entre Brasil y África renació hace unos 15 años por la literatura, un disciplina que, para el escritor angoleño, ha tenido más efecto integrador que la música en el nuevo siglo.
«Creo que esa reaproximación a África se está haciendo a través de la literatura y diría que incluso tiene un efecto mayor que el de la música. ¡Y la música africana tiene una fuerza enorme!, pero curiosamente Brasil continúa desconociendo la música africana», aseguró.
Agualusa, hijo de inmigrantes portugueses, nació en la ciudad angoleña de Huambó en 1960, cuando ese país hacía parte de la entonces África Occidental Portuguesa, y desde muy joven vivió los estragos de una guerra civil que inició en 1975 y que se extendió por casi 27 años.
El 4 de abril de 2002, representantes del Gobierno angoleño y del grupo rebelde Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA) firmaron la paz y pusieron fin a un conflicto armado considerado como el más largo de ese continente.
Su visión de esa realidad ha sido plasmada en algunas de sus obras, efectos de un conflicto que le siguen marcando, pero que con la literatura han sido más llevaderos.
No obstante, para el escritor angoleño eso no significa que la literatura ayude a olvidar ese tipo de situaciones.
«La literatura ayuda a recordar», enfatizó y añadió: «usted tiene primero que recordar para poder olvidar».
Agualusa fue el primer africano en recibir el Independent Foreign Fiction Prize (2007) por su obra «El vendedor de pasados» y «Teoría general del olvido» fue vencedora del International Dublin Literary Award (2017).
«O Terrorista Elegante e Outras Histórias» (Planeta Brasil), escrita a cuatro manos con su amigo el mozambiqueño Mia Couto, será lanzada oficialmente en octubre en Río de Janeiro y Sao Paulo, aunque ya se encuentra a la venta en el país.
Por María Angélica Troncoso