Nuevamente se prendieron los focos rojos en cuanto a la violencia que registra Aguascalientes, pero a decir verdad, esto ya no es novedad, lamentablemente.
Asesinato tras asesinato, otro brutal feminicidio, extorsiones, fraudes, drogadicción rampante, ¿con éstas o más señales de que esto se está descomponiendo?
Otra vez el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública presenta cifras que deberían preocupar, pero también ocupar a las autoridades: repuntaron 13 por ciento los homicidios dolosos en Aguascalientes durante el primer bimestre del año, esto al suscitarse un total de nueve delitos del tipo.
Entonces evidentemente algo no está marchando bien, las cifras no mienten y lamentablemente también han subido los crímenes de alto nivel, lo que signifique eso, porque cualquier crimen ya es motivo de preocupación.
Nos sorprendemos de las masacres ocurridas en Michoacán, en Guanajuato, pero aquí poco a poco también se van asesinando, afortunadamente no se ha registrado una matanza que cimbre los cimientos, y esperamos que nunca pase, pero de a poco esto cada vez se siente como que se está saliendo de control.
La gente ya está harta y lo demuestra, pues, por ejemplo, con el feminicidio de una universitaria salió a las calles a reclamar justicia, pues resulta que el asesino es un conocido y la mató por míseros dos mil pesos. Eso vale una vida.
No es la primera vez que la ciudadanía toma las calles para reclamar derechos, y no pocas veces se ha hecho justicia por su propia mano, con el consecuente riesgo de terminar tras las rejas porque la gente no se siente respaldada por sus autoridades, ya no digamos locales, sino a nivel Federación, porque la famosa política de ‘abrazos, no balazos’ no está funcionando.
Obviamente la violencia no es privativa de este Estado, sino que se sufre a lo largo y ancho del país, incluso ayer fue un reclamo generalizado de la coalición PRI, PAN y PRD a raíz de la masacre de Zinapécuaro, donde mataron a 20 personas, por lo que exige al Gobierno Federal tomar cartas en el asunto, así como que la estrategia de la 4T es fallida, algo que a todas luces se ve.
Pero no sólo es a nivel política la preocupación, sino que las autoridades deberían voltear a ver a los desplazados, a las víctimas colaterales, a toda esa gente que ha vivido en carne propia el látigo de la violencia, al ciudadano común que tiene miedo porque no se siente seguro en su casa, en las calles, en las carreteras, en sí, en ningún lugar porque saben que en cualquier momento puede suceder algo que tenga consecuencias que lamentar.
Aguascalientes está a tiempo de detener la ola violenta, pero lamentablemente nadie tiene la fórmula para hacerlo, aunque ésta sea una eterna promesa de campaña. El cambio de Gobierno sería una buena oportunidad de presentar propuestas viables, con capacitación a los cuerpos policíacos, mejores sueldos y prestaciones, ya que afortunadamente son más los elementos que hacen un buen trabajo, que se vean rebasados por el crimen, ésa es otra historia.