Barcelona (España), 28 may (EFE).- Alteraciones en los cromosomas explican por qué las personas obesas suelen desarrollar enfermedades como asma, diabetes, depresión o hipertensión, según un estudio liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), que ha analizado los datos de 400.000 personas con sobrepeso.
Según explicó hoy el coordinador del estudio y jefe del Grupo de Bioinformática en Epidemiología Genética del ISGlobal, Juan Ramon González, las personas obesas a menudo desarrollan enfermedades como hipertensión, asma, diabetes o depresión, pero hasta ahora se desconocía qué relación tiene el sobrepeso y la aparición de estas patologías, si la obesidad era causa, consecuencia o fruto de las mismas condiciones genéticas que dichas comorbilidades.
Ahora, este estudio del ISGlobal, centro impulsado por la Fundación La Caixa, ha identificado distintos cambios en la estructura de los cromosomas que explican la tendencia a que la obesidad se desarrolle junto con otras enfermedades.
La investigación, que publica hoy la revisa American Journal of Human Genetics, ha contado con la colaboración de la Universidad Pompeu Fabra (UPF), la Universidad de Adelaida, el Centro del Genoma de Estonia y el Centro de Supercomputación de Barcelona, y ha utilizado datos de más de 400.000 individuos.
«Las inversiones cromosómicas son reordenamientos que provocan que un segmento del ADN se escriba en sentido inverso, es decir, la orientación de dicho fragmento es la opuesta a la que sigue la secuencia de ADN de referencia», explicó González.
«Este tipo de mutaciones -agregó- pueden alterar la función de varios genes situados en el interior o cerca de las regiones invertidas. Por eso, las inversiones hacen más susceptibles a ciertas personas a presentar enfermedades que, a menudo, aparecen juntas, como sucede con la obesidad y la hipertensión, por ejemplo».
De acuerdo con los resultados de la investigación, algunas inversiones habituales en la población son más frecuentes en personas obesas con al menos una de las patologías relacionadas.
De hecho, los investigadores han identificado tres inversiones cromosómicas que son frecuentes en personas con obesidad y asma, obesidad e hipertensión y obesidad y depresión.
«Este es el primer estudio que evalúa minuciosamente el papel que juegan las inversiones comunes en distintos rasgos humanos», subrayó González, quien, junto a su equipo, ha invertido diez años de trabajo en el desarrollo de herramientas bioinformáticas para estudiar este tipo de alteraciones, hasta ahora imposibles de analizar a gran escala.
Entre los hallazgos del estudio, destaca el aumento de la frecuencia en personas obesas y diabéticas de una inversión ubicada en el cromosoma 8.
«Observamos este fenómeno en la gran cohorte de población del biobanco del Reino Unido y lo validamos en los consorcios de diabetes más grandes a nivel global (70KforT2D)», dijo González, que destacó que esta inversión en el cromosoma 8 puede cambiar la expresión génica o alterar el efecto que ciertas variantes genéticas tienen en la expresión de genes clave para la obesidad y otros que regulan la de la insulina, pudiendo provocar diabetes.
González recordó que la obesidad es una enfermedad compleja cada vez más abundante en la sociedad y que las patologías que la acompañan deterioran la calidad y la esperanza de vida de las personas que las padecen.
«Nuestros resultados arrojan luz sobre las complejas relaciones entre obesidad y sus comorbilidades y definen una vía causal entre las inversiones cromosómicas y el desarrollo de una enfermedad tan prevalente como la diabetes en personas con obesidad», concluyó González.