«Mantén cerca a tus amigos y aún más cerca a tus enemigos»
Michael Corleone en El Padrino, de Mario Puzo.
Virtualmente todos los comentaristas han desaconsejado la visita del presidente López Obrador a su homólogo Donald Trump en Washington. Hay buenas razones para cuestionar el encuentro con un mandatario en campaña, que está atrás en las encuestas y que ha descalificado constantemente a los mexicanos. El ex-canciller Bernardo Sepúlveda escribió una carta al secretario Marcelo Ebrard para decirle que «la visita del presidente López Obrador a Washington, para entrevistarse con el presidente Trump, es altamente inconveniente para el interés nacional».
No pretendo polemizar, pero hay toda una tradición de pensamiento que sugiere acercarse a los enemigos. Sun Tzu afirmaba en “El arte de la guerra” que ante el enemigo «hay que aparentar estar cerca». Maquiavelo recomendaba a los príncipes aproximarse a sus enemigos sin dejar por ello de prepararse para enfrentarlos.
Donald Trump, un presidente notoriamente volátil del país más poderoso del planeta, ha mostrado una sorprendente predilección por su homólogo mexicano. Desde que López Obrador era presidente electo, Trump dijo que le agradaba: «Creo que me va mejor con él que con el capitalista [Enrique Peña Nieto]. Él sabe que México necesita a Estados Unidos». Peña Nieto, efectivamente, nunca logró una buena relación con Trump, a pesar de haberlo invitado a Los Pinos durante la campaña de 2016. La relación con la Casa Blanca a partir de 2017 la llevó Luis Videgaray a través del yerno de Trump, Jared Kushner.
Una mala relación con Estados Unidos puede tener consecuencias muy negativas para cualquier país, pero especialmente para el nuestro. La campaña de Trump de 2016 fue particularmente hiriente para México. Trump acusaba a los migrantes mexicanos de ser violadores y delincuentes. Su principal tema de campaña era construir un muro para frenar la migración, que además sería pagado por México. Su promesa de campaña de acabar con el TLCAN generó dudas y afectó la inversión en nuestro país.
No había razones para pensar que Trump tendría una buena relación con López Obrador, quien en 2017 publicó “Oye, Trump, un volumen de crítica al estadounidense”. Cuando López Obrador asumió la Presidencia, anunció que México abriría las puertas a los inmigrantes centroamericanos que quisieran llegar a la Unión Americana. Un enfurecido Trump anunció que cerraría la frontera con México, tras lo cual López Obrador se echó para atrás y empezó a usar las fuerzas de seguridad para detener a los migrantes centroamericanos.
Desde entonces, la relación ha mejorado de manera radical. El T-MEC se completó con el apoyo de Trump, lo cual genera certeza para la inversión. Washington anunció que absorbería 250 mil barriles diarios del recorte de producción de petróleo solicitado por la OPEP. Estados Unidos ha aportado equipo médico a México. Quizá lo más importante es que China ha reemplazado a México como el villano favorito en el discurso político de Trump.
Que el Presidente de México tenga una buena relación con el de Estados Unidos es muy importante para nuestro país. Son claras las razones políticas que han llevado a Trump a invitar a López Obrador: el voto mexicano es muy apetitoso en esta campaña electoral. Aun así, es importante que Andrés Manuel se encuentre con Trump y fortalezca la relación personal entre ambos. Nos conviene a los mexicanos mantener a este potencial y peligroso enemigo lo más cerca posible.
SIN COMPUS
«Los que lucharon en otros tiempos por la libertad, por la justicia, por la democracia, por la soberanía, ¿qué?, ¿estaban esperando que tuvieran sus computadoras para luchar, para transformar?». Así desestimó AMLO la información de que los funcionarios públicos se están quedando sin computadoras para hacer su trabajo.