Ávila (España), 3 feb (EFE).- El escritor hispano-argentino, Andrés Neuman (Buenos Aires, 1977), dijo este lunes en la ciudad española de Ávila que «el ideal sería que cada libro fuera el primero y el último», de manera que se mezclara el «atrevimiento» de lo nuevo, con esa percepción de que quizá «no quede más tiempo».
Neuman realizó estas declaraciones a los periodistas minutos antes de clausurar el ciclo «Literarios 2019-2020», con la charla titulada «Palabras de cuerpo entero: una conversación con Andrés Neuman».
«Lamento terminar la fiesta, pero a la vez es un honor», dijo después de que la presidenta de la Fundación Ávila, María dolores Ruiz Ayúcar, calificara de un «éxito» la presente edición de este ciclo que tendrá una siguiente edición.
Teniendo en cuenta la versatilidad de géneros por parte de Neuman, el autor de «El viajero del siglo» dijo no aspirar a «la comodidad», de ahí que le guste «cambiar de género» con el objetivo de «perder sobreentendidos y ganar asombros».
«Me estimula muchísimo pasar de una novela a un libro de poemas o de un libro de poemas a otro de piezas breves», contó, en referencia a su último trabajo, «Anatomía sensible», que «comparte algo con el ensayo y algo con la poesía y con el relato».
Desde su punto de vista, es un libro que «trata de redefinir la belleza del cuerpo y qué es hoy en día un cuerpo deseable, atractivo», lo que a su juicio supone ir «un poco a la contra de la dictadura cosmética».
Preguntado por cuál es el género con el que mejor se siente, Andrés Neuman reconoce que «en realidad» se siente a gusto «solo cuando» pasa «de uno a otro -género-«, ya que no se considera «un especialista».
«Creo que más que hacer siempre lo mismo para aspirar a que salga cada vez mejor, el ideal sería que cada libro fuera el primero y el último. El primero porque tenga su dosis de candor y de desconocimiento y atrevimiento y el último porque puede ser que no nos quede más tiempo», argumentó al respecto.
Por ello, resume que en su opinión «con esa mezcla de asombro y desesperación, se escriben mejor los libros», ya que le gusta moverse «en la frontera».
En este sentido, apunta que una novela «tiene sus dificultades específicas», vinculadas «muchas veces con la paciencia, la lucha contra el desánimo…, tiene algo de alpinismo».
No obstante, precisa que los géneros de formas breves tienen «sus dificultades específicas, que tienen que ver con la orfebrería, con los desafíos minúsculos o con las sutilezas».
«Yo no diría que hay géneros más difíciles que otros, pero sí que siento que en lugar de diferenciarse, se suman y forman una especie de río que es el amor por la palabra», concluye Neuman, antes de protagonizar una charla que, según dijo con ironía, fue «el apocalipsis del ciclo».