Como aquel personaje cómico, esa mujer que igual decía una cosa como decía la otra, el mandatario, al que ya no podemos llamar AMLO por cuestión de derechos de imagen, dijo que los inversores internacionales se sentían atraídos a traer su dinero porque aquí gozan de certidumbre jurídica, lo que está muy bien a no ser de que esta declaración se vertió unas horas después de que el inquilino de Palacio Nacional dijera que prefería la consulta popular para enjuiciar a los ex-presidentes a dejarle al asunto al Ministerio Público, lo que ya nos dijo en una frase lo que para él significa la Suprema Corte, la magistratura en general, el derecho vigente y la Constitución que juró, y hasta dos veces, cumplir y hacer cumplir.
Con una sociedad más atenta podríamos hablar de un golpe de estado jurídico, en el que el Ejecutivo anula el Poder Judicial, aunque es hora que no escuchamos las protestas, ni de los aniquilados, aunque seguramente Juárez y los suyos, grandes valedores del legalismo en nuestra historia, deben estar revocándose en sus tumbas, sobre todo porque este ataque viene de un personaje que se hace comparar con el Benemérito.
Bien visto, al margen de la aberración jurídica, que José Woldenberg calificó como ‘delirio’, esto de liquidar al sistema judicial tiene una lógica prístina en cuanto a la proclamada congruencia del Presidente, pues suena a derroche gastar en el aparato jurídico, una vez que él dejó claro que en esto de la justicia él bien puede erigirse en acusador, fiscal, jurado popular en el entendido de que él es la voz del pueblo, juez y hasta verdugo, lo que seguramente ahorrará a las arcas públicas una millonada.
Es esa lógica por la que está eliminando el derroche en el alto funcionariado y en la burocracia, como ha demostrado eliminando una docena de subsecretarías, como esa de Protección al Medio Ambiente, pues de cuidarlo se encargará la CFE eliminando el desarrollo de energías limpias y usando el carbón, que ya se sabe se consigue con sólo escarbar en el suelo y no debe ser contaminante, pues si el elemento de la vida es el Carbono, pues qué mejor que respiremos carbón en lugar de oxígeno.
En esa misma lógica lo que sigue es que, erigido él como el gran legislador, elimine las costosas Cámaras, pues ya no se justifica la representación popular en la cabeza de diputados y senadores, cuando a él le basta mandarles decir a los suyos que se haga la luz, para que ésta sea, amén de que para qué necesita este país la carga de representantes de los ciudadanos, cuando él encarna la voz y la voluntad de los mexicanos.
Encarrerados en desaparecer al Estado y sus costosas instituciones, ahora que tras dejar a su aliado PES, y dejar en claro que los petistas no le simpatizan del todo, lo que sigue son los partidos, a los que hay que poner a dieta hasta que mueran de inanición, en el entendido de que si vuelve a empoderar y hacer realidad su verdadero sueño de tantos años de dominar al PRI de sus amores, salen sobrando todos los demás institutos políticos, incluido MORENA, cuyas tribus y pleitos lo deben tener hasta el copete.
Ya lo dijo, gobernar no tiene gracia, ni ciencia, de tal manera que nos podemos ahorrar toda la carga del Estado y el Gobierno, porque ya tenemos quién se ocupe de todas las decisiones, todas las soluciones y hasta de decretar la realidad.
Con tanto ahorro vamos a convertirnos pronto en un país con recursos incontables, pues si le seguimos el hilo a sus premisas vamos a acabar con un Estado de un sólo hombre, eso sí con el concurso del Ejército, que ya vemos que sirve lo mismo para construir aeropuertos, que para hacer las veces de los cuerpos de seguridad pública. Después de esto Jauja.