Pues un día como hoy, pero de 1978, el pitcher de los Rieleros de Aguascalientes, Horacio “El Ejote” Piña, no sólo tocaba la gloria, sino que se convertía en leyenda viviente de la Liga Mexicana de Beisbol que lo hizo cambiar su nombre a “Mr. Perfecto”.
Aquella noche de miércoles el parque Alberto Romo Chávez fue testigo de una gran hazaña para la pelota caliente Hidrocálida, y como si la afición supiera que se escribiría parte de la historia, hizo una gran entrada.
En el juego de Rieleros contra los Diablos Rojos del México, con mejor escenario imposible, se cantaba el play ball y por el riel lanzaba el nacido el 12 de marzo de 1945 en Matamoros, Coahuila, Horacio Piña, que ya era grande, pues en 1973 conquistó la Serie Mundial con los Atléticos de Oakland.
“El Ejote” en esa temporada sumaba 16 duelos ganados, pero hacía rato que no salía con el brazo en alto, y ése era su objetivo para aquella noche.
Comenzó su labor y empezó a retirar bateador por bateador, entrada por entrada. Los Diablos era un equipo cañonero con Ramón «Abulón» Hernández, el gringo Pat Bourque, Ted Ford, Sergio «Kalimán» Robles y la joven estrella Nelson Barrera, pero todos ellos no le hicieron ni cosquillas.
Avanzaron los innings y los bateadores pingos se iban uno tras otro, la gente después de la fatídica séptima entrada estaba a la expectativa de cada lanzamiento y se podía sentir el aroma a juego perfecto.
Llegaba el bateador 27, Antonio Villaescusa, y con él el último out y el Romo Chávez explotó y se hizo una sucursal del manicomio, ni el mismo Piña sabía que era juego perfecto, pues ningún diablo pisó la primera base.
“Hasta pensé que era un juego sin hit ni carrera, pero cuando acabó se fue Clemente Rosas (cátcher) contra mí y me dijo «no se te embasó ni uno, ¿a poco no te diste cuenta?», entonces entendí que era un juego perfecto y se me engarrotó la pierna, ya no la pude mover en un rato”, comentó Horacio hace algunos años a HIDROCÁLIDO. Así fue que con el triunfo de Rieleros 3 a 0 sobre Diablos se escribió la historia.