Ayer varios Estados del país se quedaron sin luz.
Y es que varias entidades, entre ellas Aguascalientes, registraron en horas de la tarde un apagón que obviamente vino a afectar a millones de ciudadanos.
La explicación técnica es que la falla se generó porque diversas centrales de generación de energía eléctrica dejaron de operar y ello provocó que dejara de enviarse energía al sistema de transmisión, la cual dejó de recibir 7 mil 500 megawatts.
En cristiano, según la CFE, fue un problema que no tuvo mayor repercusión, más que la afectación sobre 10.3 millones de usuarios de diversas colonias, municipios y alcaldías de varios Estados del país, aseguró su polémico titular, Manuel Bartlett.
Hubo también quienes lo pensaron y tal vez no lo expresaron, pero por no dejar cabos sueltos, la Fiscalía General de la República descartó que se haya tratado de un atentado a sus instalaciones.
Fuentes federales indicaron que las delegaciones de Tamaulipas, Baja California, Tlaxcala, Chihuahua y Michoacán no reportaron ninguna incidencia, ni de apagón, ni de ataques a la paraestatal.
Pero éste es, según opinión del ex-presidente Felipe Calderón, un hecho sin precedentes, por lo menos en épocas recientes, y vía redes expresó que se debe tener cuidado, pues lo que pasó revela que hay serios problemas técnicos que se supone estaban subsanados y que la falta de pericia en el sistema eléctrico nacional provoca un problema de gran magnitud.
Aterrizando en Aguascalientes, usuarios reportaron apagones en varias colonias y fraccionamientos, en todos los puntos cardinales, y los principales afectados fueron empresas y las personas que, por la pandemia, laboran home office. Afortunadamente ahora estamos en vacaciones escolares, porque un incidente de esta naturaleza vendría a romper la nueva normalidad en el sistema educativo.
Mención aparte son los hospitales, que afortunadamente cuentan con plantas de luz, porque si no, esto vendría a ser una tragedia, pues una gran cantidad de personas infectadas con el coronavirus depende -su vida- de un respirador artificial.
Por fortuna, este grave problema se pudo solucionar, pero por el bien del país no hay que echar en saco roto las recomendaciones de expertos y el sentido común. Hay que reforzar, donde haya que hacerlo, el sistema eléctrico nacional, porque un apagón como éste, que hubiera afectado a más Estados y por más tiempo, vendría a ser un problema de gravísimas dimensiones.